El suizo

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Al llegar a su casa, escucho a Sarah correr a la entrada para verlo. Estaba totalmente preocupada.

- ¿Dónde habías estado? - Lo abrazo- No contestabas el celular.

Julian la miro y no le dijo nada. La beso suavemente.

- ¿Estas bien Julian?

-Sí, no te preocupes- por fin hablo dirigiéndose a su cuarto.

-Me tengo que ir. Tengo que ir a trabajar mañana temprano. ¿Quieres que vaya por ti?

-Sí por favor- acaricio su cabello.

- ¿Seguro que estas bien? - A Sarah le pareció extraño el comportamiento de su novio. Él solo asintió con la cabeza- Te amo, pasa buenas noches.

-Buenas noches mi amor.

Ella partió, dejándolo solo. Algo que ella no sabía era que él no podía dormir y cuando lo hacía tenía pesadillas sobre el incidente.

Esa noche trataría de dormir, pero no podría sacarse de la mente a Roman Bürki. La imagen que se le quedó grabada en las regaderas, de los tatuajes de su brazo, los de su espalda. Su voz...

Era una sensación extraña que le recorría el cuerpo. Comenzó a sentir calor y se quitó la playera, la arrojo al suelo.

Daba vueltas en su cama, estaba totalmente incómodo. Sus pensamientos estaban con el suizo. Entonces comenzó a sentir esa sensación de cosquillas abajo.

-No puede ser...- dijo al revisarse los pantalones.

Se sintió impotente pues era algo que sus propios pensamientos habían provocado, pero eran por un hombre.

Se puso a llorar mientras metía la mano a sus calzoncillos, comenzándose a tocar, pensado en Bürki, pensando en una a proximidad de sus tatuajes, examinándolos. Las lágrimas seguían pues no quería hacer eso, pero no encontraba forma de desahogarse.

Entrando en el éxtasis, recuerdos amargos invadieron su mente desplazándolos por aquel incidente pera ya era tarde, justo cuando paro, se vino.

Ahora si sentía tan avergonzado por ellos, asqueado. Prefirió darse una ducha con agua caliente, tallarse muy bien.

Tomo una toalla y se secaba el cabello comenzó a pensar en hablarle a Bürki y contarle, pero eran las dos de la mañana, así que se detuvo, y además cómo iba a explicarle que se comenzó a masturbar pensando en él.

Se puso otro pijama limpia, para relajarse y tratar de conciliar el sueño, pero no puedo, las escenas de aquello no salían de su cabeza.

Localizo su celular con la vista, en el buro cercas de la entrada. Se levantó y fue a tomar su celular. Pensando en mandarle un mensaje o sería mejor si le hablaba.

Estaba tan indeciso, lo único que pudo hacer fue suspirar y oprimió la tecla de marcado.

- ¿Bueno? - La voz de Bürki estaba muy adormilada. La llamada lo había despertado.

-Perdón Roman, soy Julian- dijo el alemán un tanto apenado.

- ¿Pasa algo? - Su voz cambio, trataba de aparentar que no estaba dormido.

-No puedo dormir...- ahora que lo pensaba, le pareció una estúpida idea hablarle por eso.

- ¿Tuviste una pesadilla?

-Algo así... no estoy seguro de lo que paso...

- ¿Quieres contarme?

-No lo sé...- escucho como Bürki soltaba un suspiro.

-Sabes que nos iremos de gira muy pronto.

-Lo sé, pero, ¿eso a que va?

-Te propongo que lo superes antes de aquel viaje o por lo menos dejes de tener ansias, para que puedas dormir.

-No estoy seguro...

-Ya no te digo que el primer partido en el Westfalenstadion, no pasara nada. Piensa en tu novia- mencionar a Sarah lo hizo meditar un poco.

- ¿Y si alguien se entera?

-Te juro por mi carrera que no diré nada a nadie.

-Nos vemos mañana- Julian colgó y volvió a su cama tratando de dormir.

Fue inútil, el constante miedo a tener aquella pesadilla le impedía dormirse. Estaba ya harto de ello.

Aquella mañana, durante el entrenamiento, nadie de sus compañeros le dirigió la palabra a Julian no le dio tanta importancia, pero si le pareció extraño. Tampoco pudo hablar con Bürki antes de empezar los entrenamientos sino hasta después, en vestidores donde Moritz estaba a lado del carro que le daban o le aventaban las toallas sucias. Julian supuso que era su novatada. No quería ni imaginarse que era lo que le esperaba a él.

De nuevo, el suizo y el joven alemán fueron los últimos en salir, sin mencionar que Moritz esperaba la ropa sucia de esos dos. Se le notaba un poco el fastidio en su cara.

Julian termino de ducharse antes que Bürki, pero se acercó a dejar las cosas.

- ¿Y... esto es parte de la novatada? - Pregunto, pero lo único que hizo Moritz fue agachar la cabeza y mirar hacia otro lado.

Al ver este gesto, se alejó más pensativo. Termino de arreglarse y acomodar sus cosas. Esperando la llamada de su novia, que ya estaba tardando. Decidió esperarla afuera.

Justo al salir de vestidores, se topó con Pascal. Trato de despedirse, pero este paso de largo.

-Moritz, ¿ya te dieron todo? - Escucho que le decía Pascal.

-No, aún falta Bürki. Ya estoy harto...

-Dímelo a mí, tu no harás lo que yo...- dijo un poco fastidiado.

Julian no se movió pues vio que iba saliendo Bürki, solo estaba envuelto con una toalla por la cintura. Los otros dos dejaron de platicar, solo esperaban por la ropa sucia.

- ¿Qué hacen? - Pregunto Bürki mientras se secaba el cabello. Pero fue inútil, ninguno le respondió. Fue ahí, cuando Julian se dio cuenta que no solo era a él- Ah... ya... supongo que quieren las toallas.

No le importo y se la quito, quedando desnudo.

Pascal volteo hacia otro lado y Moritz solo se pudo rojo. Seguían sin pronunciar palabra alguna.

Julian inmediatamente se ocultó, en este punto no quería ver a Bürki desnudo. Mejor prefirió retirarse de ahí y esperar a Sarah en el estacionamiento. Entonces ahí, recibió un mensaje.

- ¡Maldición! - Lo dijo en voz alta.

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