La verdad saliendo a la luz

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Aquella cena había sido estupenda, el alemán se había lucido haciendo comida italiana para el suizo.

Después de la cena, lavaron los trastes, para sentarse de nuevo a contemplar el fuego. Era agradable poder estar juntos sin que hubiera problemas.

-¿Podemos deshacernos de las fotos?

-De acuerdo, -Bürki saco las fotos del sobre- hazlo de una por una. No las veas.

Julian no entendía del todo por qué, pero igual lo haría así.

Se separó de Roman, para acercarse más a la chimenea y dejándolas boca abajo, comenzó.

No las podía mirar aunque quisiera, solo las contaba en silencio. Aun no sabía dónde carajos habrían quedado esas dos malditas fotos que faltaban.

Solo catorce fotos de dieciséis.

Estaba seguro de que Erik no las tenía, en verdad que estaba seguro.

El alemán estaba melancólico, perdido en sus pensamientos, que no se percató de cuando Roman se puso de pie junto a él. Arrojo el sobre, los ojos de Julian veían como lo consumía el fuego. Todo se iba. Hasta que de repente, Bürki aventó algo más.

-Quince –dijo y Julian alcanzo a ver la imagen, era de las fotos perdidas, y después el suizo volvió a hablar- Dieciséis...- y arrojo la última foto.

Julian se quedó pasmado, Roman ni siquiera lo volteo a ver cuando por fin, el menor se puso de pie, mirando de frente al suizo.

-Tú las tenías...- no podía creerlo, él le había dicho que no, y le creyó- Todo este tiempo...

-Lo siento Julian... no hice nada y nadie las vio...

-Pero, ¿por qué me dejaste creer que las había perdido? O peor aún, ¿qué alguien las tenía? -Julian se sentía enojado y triste, o mejor dicho, decepcionado.

-Déjame explicarte...- Bürki no podía mirar a Julian, le mintió y se sentía mal. Se sentó en un sillón de nuevo- Iba a levantar una denuncia de manera anónima.

-¡Por Dios Roman! –Le grito furioso- ¡Sabes que no lo iba hacer!

-¡Lo sé! Y te iba a devolver las fotos, pero llegaste a mi departamento y peleamos y... y... y... ya no supe que hacer, perdóname...

-Has lo que quieras...- el suizo lo escucho caminar y subir las escaleras, para después escuchar como azotaba la puerta del cuarto.

Lo volvió arruinar...

Ninguno de los dos se percató de que había una tormenta.

A Roman no le quedo más que esperar que el fuego consumiera todo, para después apagarlo. No tenía cara como para ver a Julian, todos sus planes se acabaron. Pensaba en decirle lo de las fotos días después de su llegada, o el último día.

Suspiro y fue a la cocina para ver que todo estuviera limpio, mientras se aseguraba así mismo que de que Julian no le permitiría dormir en el mismo cuarto. Solo esperaba que no quisiera irse ya.

Al terminar, y solo por curiosidad, subió para ver si Julian (por lo menos) había sacado su maleta para que no entrara, sin embargo, su sorpresa no se hizo esperar al ver que la puerta estaba abierta.

No entro de inmediato, fue a cerrar las puertas trasera y frontal, es ahí cuando se dio cuenta de que el paisaje se estaba tornando blanco.

Suspiro, estaría muy helada la noche. Subió para que al entrar al cuarto, encontrar a Julian envuelto en cobijas, en un extremo de la cama. Parecía ya estar dormido.

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