La historia de Bürki

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"Me paso lo mismo que a ti, pesadillas que parecían reales, noches en vela, mis sabanas orinada. Todo era un desastre.

Mi hermano era el que vivió todo aquello, no sabía por qué me pasaba eso. Tratábamos de ocultar la situación de nuestros padres, en especial de mi padre.

Marco solo se despertaba en las pesadillas cuando gritaba, o me descubría cuando no dormía, e incluso, me ayudaba a cambiar las sabanas de la cama, esto último me apenaba mucho pues, yo soy el mayor.

De mí no me abusaron una vez, lo hicieron dos veces. Tenía que cuidar a mi hermano y el entrenador pretendía abusar de él, por eso fue por lo que me ofrecí.

Cuando éramos adolescentes, le conté a Marco la verdad y él se sintió de lo peor, se culpaba de lo ocurrido, pero yo le dije que no era así.

Pero también, en ese tiempo, veía a las chicas diferentes, quería saber que ocultaban debajo de sus faldas, tocar sus pechos y esos pensamientos fueron transformando mis pesadillas, por sueños húmedos.

Tuve muchas "novias" de adolescente, pero mis impulsos querían ir más allá, pero con muy pocas de ellas llegué a tener encuentros sexuales. Tenía catorce años entonces.

Me encantaba que una chica me manoseara, pero yo nunca me pude masturbar, y créeme, con aquellos sueños, la mayoría de las mañanas tenía el pene erecto y no sabía qué hacer, me daba miedo verlo cuando estaba solo y tocarlo ni podía. Me llego a doler.

En alguna ocasión, siendo más grande, tuve una pesadilla y en cuanto mi hermano me escucho gritar. Se levantó y me despertó.

"Solo fue una pesadilla", me decía para que me calmara, y aquella ocasión, se quedó a dormir en mi cama, conmigo. Solo si me abrazaba me podía tranquilizar. Él tenía dieciséis años, yo dieciocho.

Tuve un sueño húmedo aquella noche, por desgracia de él me sintió.

Dijo mi nombre, pero entre más lo pronunciaba, más me acercaba a él, moviendo mis caderas para que me sintiera.

Abrí los ojos lentamente y vi a mi hermano, aferrado a mí. Me percate que en su abdomen estaba lleno de semen, y mi miembro estaba afuera de mi pantalón del pijama. Me sentí tan avergonzado.

Aleje a mi hermano y me acomode. No podía creer lo que había hecho, así que comencé a llorar.

"Roman, por favor, no llores", me tomo del rostro y me beso en la boca. Trate de separarme de él, pero no podía.

Me sentí raro, aquel beso era eléctrico y de nuevo, me sentía tan excitado..."

Roman miro a Julian, era la primera vez que contaba ese suceso a alguien.

-Sí, soy un enfermo... -agacho la mirada, esperando que el menor lo confirmara, pero solo sintió su mano cálida.

-No lo creo. No volveré a cometer el error de juzgarte de nuevo -Bürki miro a Julian y se dio cuenta que tenía los ojos cristalinos, al igual que él, sin embargo, la sonrisa de compasión del alemán lo hizo sentir tranquilo.

­- "Tuvimos sexo aquella mañana, para él fue su primera vez, en todos los aspectos, para mí la primera vez con un hombre, pero nunca más con mi hermano.

Lo sometí mucho, lo golpeé y él en ningún momento grito. En realidad, ninguno de los dos podíamos hacer muchos ruidos por miedo a que nuestros padres escucharan.

La forma en como traté a mi hermano esa ocasión, descubrí lo placentero que era tener a alguien a mi merced. Y, sobre todo, más chico que yo.

Su inexperiencia lo volvía tan excitante"- hizo una pausa para respirar profundo y poder continuar- "No tenía parejas fijas, solo eran amores de cama, tener sexo, para mí era suficiente.

Una maestra nos dijo, referente al tema de sexología, que una mujer adicta al sexo era llamada 'Ninfómana', mientras que a los hombres 'Satiriasis' y cuando explico aquello, me describió totalmente.

En la mayoría de los clubes que estuve, había tenido varios amantes, siempre más chicos que yo, y entre más menores, mejor"- sonrió ante lo dicho- "Eres el más chico de todos..."- esto sonrojo a Julian- "Siempre era lo mismo, tenía sexo y ya, no tenía sentimientos de por medio con nadie, y entonces, te conozco a ti, mencionaste aquello y fue como si ente más te conociera, más te quería. Quería protegerte, quería pasar cada minuto a tu lado y entonces, mis impulsos, mi ser te empezó a desear, pero sabía que era imposible algo contigo, no había forma.

En el tour en Asia me di cuenta, y es cuando llego Erik. Yo ya no podía aguantar las ganas de tener sexo con alguien. Había prometido a mi hermano buscar ayuda y no meterme con nadie del club, pero con Erik fue tan fácil que no sentí que estaba rompiendo aquella promesa.

Erik y yo estábamos rotos.

El sufría por el abandono de Klose y yo perdidamente enamorado de ti y sin ninguna posibilidad.

Él sabe de mi adicción al sexo y por eso me permite acostarme con él, pero nosotros no somos amantes.

El día que nos viste juntos, ese día Erikacababa de ver a Klose y me llamo, quería olvidarse de Miroslav.

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