Vecinos

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-¿Y? ¿Qué tal te fue?- Dijo Sarah sonriendo a la expectativa.

-Bien, pero vayámonos de aquí.- Dijo Julian un poco molesto.

-¿Paso algo?- Dijo mientras conducía.

-Nada, todo bien.- Ella no sabía lo que paso, solo Maxi y por qué él lo encontró. Sarah solo sabía que se había peleado con unos compañeros de su antiguo club.

Estaba cansado de su primer día, lo único que quería era estar en su casa, en su cama para descansar.

No hablaron durante todo el camino, de igual manera, Sarah no se quedaría, tenía que ir por unos libros para la escuela. Para Julian, estaba bien, tal vez para entretenerse iría a comparar algo de botanas para poder ver una película. No le daba ganas de salir a pasear por Dortmund, su nueva ciudad.

Ella ya se había ido, dejándolo solo. Hace ya 5 años que la conocía que al pensarla solo podía sonreír.

Suspiro antes de salir, se sintió como un idiota al recordar su actitud. Tal vez debía de contarle a ella lo sucedido pero, ¿qué pensaría de él? No, no podía contarle.

Camino hasta un supermercado cerca, algo no tan concurrido. Solo compro 3 cosas y al estar saliendo choco contra alguien, dejando caer sus cosas.

-Perdón, disculpe. Estaba totalmente distra...- Se dio cuenta que aquella persona era Bürki.

-Que coincidencia.- Sonrió.- Perdona, yo también venia distraído.- Se agacho para recoger las cosas de Julian.

-¿Qué haces aquí?- Julian estaba extrañado.

-Pues vivo por aquí cercas.- Señalo unos edificios.- No me digas que tú también.- Sonrió ante la ironía.

-Si...- Dijo algo tímido.

-Oye, creo que te debo una soda.

-¿Se abrió?- Miro la bolsa que ya estaba chorreando.

-Lo lamento. Deja que te compre otra.

-No... no te preocupes...- Cabizbajo y tímido rechazo.

-Venga, que al parecer teníamos la misma idea de diversión.

-¿A qué te refieres?- Lo miro a los ojos.

-Comida chatarra y ver películas.- Sonrió y por un momento Julian, confió.- Ven.

Accedió, no le veía algo malo pero tampoco ponía su confianza en él. Terminaron comprando más cosas.

-Oye, qué tal si en vez de ver solo películas, nos ponemos a jugar o algo. ¿Qué dices?

El suizo sonaba muy seguro y el alemán no sabía cómo zafarse de eso. Tuvo que aceptar, solo asintió con la cabeza.

-¡Genial!- Exclamó entusiasta Bürki.- ¿Quieres ir a tu casa o la mía?

-Vamos a la tuya...- Lo que menos quería era que fuese pasar algo en su nueva casa.

-Bueno, pues andando.

Empezaron a caminar, Bürki había mencionado la cercanías de su casa, así era pues se encontraba a dos cuadras de ahí. Era un edificio antiguo, a Julian le pareció extraño que viviera en un departamento así teniendo en sus posibilidades algo más lujoso.

-Solo como advertencia- dijo Bürki antes de entrar al edificio - vivo en el último piso y no hay elevador.

-Está bien.- Sonrió levemente.- No tengo problemas.

Entraron, comenzaron a subir de a poco. Julian solo se dedicaba a observar los demás apartamentos. Justo antes de llegar al de su compañero, una chica salió para saludarlo.

-Hola vecino.- Dijo aquella chica de cabello castaño y largo. De complexión delgada. Usaba ropa deportiva demasiado ajustada.

-Hola, ¿qué tal?- Bürki solo sonrió y levanto la mano. Julian miro tímidamente.

-Llego un paquete para ti esta tarde, pero al ver que no estabas, yo lo recibí. Solo que ahora saldré, tal vez después puedas venir por el.- le guiño el ojo.

-Si, después que mi invitado se vaya, vendré a verla.- Bürki siempre trataba amablemente a todos.

Era evidente que aquella mujer estaba coqueteándole. Es aquí donde el joven alemán se cuestionó si Bürki vivía solo o si era casado.

-¿Vives aquí solo?- Bürki estaba abriendo la puerta cuando Julian lanzo la pregunta.

-Si.- La respuesta que no quería escuchar.- Aunque a veces viene mi hermano menor a quedarse o a dejar mi refrigerador vacío. Pasa.

Entro con cierta cautela, ¿qué rayos pensaba al aceptar la invitación? Tenía miedo.

-Conectare las cosas. Estás en tu casa.

"Por lo menos es amable." Pensó Julian antes de sentarse.

Para ser departamentos antiguos, el de él estaba bastante bien adaptado a las necesidades. Una gran pantalla de plasma conectada, baje de esta un PlayStation 4 y un Xbox One, un teatro en casa, e incluso había un estéreo. Era todo lo que podía ver en la sala principal y a un lado estaba un comedor sencillo, solo cuatro sillas, un desayunador separaba el comedor y la cocina. En medio de la sala y el comedor, había un pasillo oscuro. Quizás ahí estaban las habitaciones.

En la sala, donde Weigl tomo asiento, pudo ver una ventana muy grande, en realidad al verla bien, se percató que era un balcón.

"Debería verse hermosa la ciudad desde ahí." Le cruzo el pensamiento.

-Bien, ya está listo. Solo espero que funcione.

-¿Qué dices?- Julian lo vio algo sorprendido.- ¿Nunca habías conectado eso?

-Si 'pero hay un truco.- Tomo el control de la mesa central para encender la televisión para después tomar el control del PlayStation.- ¡Sí!- Grito victorioso el suizo.- Ahora vuelvo, iré por la botana.

-Prenderé la luz...- Julian se acercó al apagador de la luz.

-¡No! ¡Espera!

Bürki salió de la cocina justo cuando Julian encendió la luz y así como ilumino, del mismo modo se fue la luz. No solo ahí, sino en todo el edificio, del cual se escucharon los quejidos de los vecinos.

-¿Qué paso?- El alemán estaba un poco asustado.

-Ahora te explico...- Bürki desconecto los aparatos y salió.- Espérame aquí.

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