En lo profundo del bosque

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Algún tiempo después, Roman pudo convencer a Weigl de salir, de estar lejos de todos. De estar solo los dos en una cabaña en lo profundo del bosque.

El hermano de Bürki se encargó de que nadie sospechara que solo irían ellos dos y que nadie del club se enterara de donde estaban o de que estaban juntos.

Solo serían algunos días, no pasaría de una semana, Julian sabía que Bürki tramaba algo, solo que no sabía que.

No entendía por que la insistencia de ir a aquel lugar y que llevara las fotos, que aún no había destruido, porque Roman le dijo eso. Aun no encontraba las dos fotos que faltaban.

Aun se sentía preocupado por eso, aunque no se notara.

-Roman, ¿ya casi llegamos? -Julian traía cargando su mochila y la hielera con comida y ambos los dejo en el suelo para sentarse -Estamos perdidos.

-No Julian, sé perfectamente a donde vamos -miro la brújula.

-¿Por qué no podíamos traer el auto?

-Porque los caminos son estrechos y tampoco podíamos pasar los dos puentes que acabamos de cruzar -bajo la brújula para ponerle atención a Julian, que se veía cansado- Oye, si nos seguimos deteniendo, nunca podremos llegar.

-Ya voy... -el alemán trataba de volver agarrar fuerzas para tomar de nuevo su mochila y la hielera.

De repente sintió los labios de Roman, de forma totalmente inesperada.

-Vamos -dijo al finalizar el beso el suizo, que sonrió al ver que Julian se había puesto más rojo.

El pequeño no dijo nada y se levantó, para tomar las cosas y seguir caminando en el bosque.

Desde que habían partido de Dortmund, no se habían besado en todo el camino, y fue más extraño hacerlo sin esconderse, y eso alegro a Julian que en cuanto pudo, se puso a la par del mayor y beso su mejilla. Ese gesto hizo que el corazón de Roman se acelerara y se le dibujara una gran sonrisa en su rostro.

A partir de ahí, no se volvieron a detener, y al pasar un puente más, llegaron a la cabaña que era bastante grande y linda.

El sol ya iba desapareciendo, dejando paso a la oscuridad y Roman se le ocurrió una idea.

-Ve metiendo las cosas, yo iré a cortar madera, que la necesitaremos para calentar un poco la casa.

-De acuerdo -Roman dio unos pasos y Julian lo detuvo- Si quieres deja la mochila, para meterla.

-Bien, las llaves están ahí, en una bolsa de un lado -el mayor se encamino a la parte de atrás de la casa.

Julian fue a dejar la hielera para después regresar por la mochila de su compañero. Comenzó a buscar las llaves en donde le había indicado, pero en el primer compartimiento, encontró un condón.

-Maldita sea Roman...- lo dijo en voz alta, sintiendo como sus mejillas le ardían de vergüenza. Alguna vez le dijo a Roman bromeando que solo lo dejaría 'hacerlo' si usaban condón. Se rio con mucha vergüenza, pero siguió buscando las llaves.

Cuando las encontró y abrió la puerta, las luces se encendieron. Bürki las había activado desde la caja de fusibles.

Dejo las mochilas en la entrada, para meter la hielera e ir a acomodar la comida en el refrigerador y no se echara perder. Días antes, Marco Bürki había venido a dejar provisiones para que no cargaran tanto.

Fue a la parte trasera para abrirle la puerta a Roman y entrara por ahí, sin embargo al verlo trabajar así, se quedó un momento en el marco de la puerta, viendo como Roman colocaba el tronco y luego la partía en dos con el hacha, aquel esfuerzo físico hacia que sus mejillas se pusieran coloradas.

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