8

49 7 0
                                    

Debo admitir que así no era mi plan.

La muchacha aún me miraba con furia, mientras sus hombres me observaban algo perdidos, como si intentaran imaginarse a mí robando algo.

- ¿Es eso cierto mi capitana? – le preguntó uno a su lado - ¿Es acaso lo que creo que es?

- ¿Espera, te refieres a la... puede ser... su original? – dijo otro.

- Pero como es que... ¡nosotros hemos revisado ese castillo millones de veces! – protestó uno más – ¡No tiene sentido!

- ¡Silencio! – gritó la joven – ¡Qué no ven que no puedo concentrarme con sus voces!

- ¡Tú! – agregó señalándome –Si en serio tú la robaste, supongo que debes sabes lo que realmente significa ¿no es así?

¿Lo sabía? No estaba seguro, pero por lo que había escuchado parecía poseer una misteriosa leyenda, una de la que no estaba al tanto.

- Pues... por supuesto que si – mentí – Pero claro que no voy a decírtelo, no si no estoy seguro de que ustedes lo saben ¿verdad?

- Buen intento querido, pero así no funcionan las cosas aquí – dijo la joven aún seria –Reconozco que eres un desperdicio teniendo ese arma sin saber de lo que es capaz, pero no pienso facilitarte esa información sabes, no si no obtengo nada a cambio.

Ahí estaba, lo único que les importaba a los piratas era hacer acuerdos o estúpidas apuestas. Por supuesto que necesitaba salir de ese barco urgentemente, pero por primera vez me sentía tan cerca de algo importante. Si de verdad existía una leyenda, de seguro se trataría de Jude o de mi madre, y quería escucharla.

- ¿Qué quieres? – pregunté.

- Bien, me encantaría decirte que saltes por la plancha – dijo con una sonrisa – Pero quedaría con la intriga de cómo fue que tú conseguiste aquella espada, y para que lo hiciste.

- Sin embargo... – agregó –esa información no me llena del todo, no después de los problemas que me has causado – se quedó pensando por unos segundos y dijo - Quiero tu nombre, si no es mucha molestia.

- ¿Si te pregunto por qué no me dirás, no es así? – no hubo respuesta por lo que continué – Bien, si eso quieres... las damas primero.

Me clavó sus ojos color cielo, y sin cambiar su enfoque comenzó a hablar.

- Bueno que no decir de esa estúpida cosa. Pertenecía al rey Nicholas de Matheldan, pero como debes saber, falleció, y fue entregada como símbolo de fuerza a la reina. Creo que tenía un nombre, uno muy ridículo y cursi... déjame pensar... ¡Lúnima, ese era! Significaba luz o esplendor, alguna cosa torpe como esas.

- Veo que no te agradaba mucho – interrumpí.

- Cállate y escucha– dijo ignorando mi comentario - Como sea, según dicen algunos, es la única arma capaz de atravesar el corazón de esa tal Jude, además de poder sanar mágicamente a quien la posee – espero un tiempo antes de seguir hablando–Lamentablemente la reina no era lo suficientemente fuerte como para hacer mucho con esa espada, es más, no logró hacer ni un rasguño, y terminó muriendo al igual que la gloriosa Lúnima...o al menos eso se creía...

Quedó pensativa con sus últimas palabras, aún me observaba fijamente poniéndome bastante incómodo, esos ojos tenían algo, algo que quería saber. Frunció el ceño como si estuviera sacando alguna clase de conclusión a su problema y siguió.

- Bien no más cuentos, ahora te toca.

- ¡Oye espera! ¿Es eso cierto? Te refieres que esto es capaz de asesinarla, de terminar con todo... - dije quedando sin más palabras.

- Pareces sorprendido – se burló – Pero déjame decirte que eso está muy afuera de tu alcance querido. Aun teniendo esa espada necesitas llegar a Reina de la Oscuridad, algo que es casi imposible sabes.

- Eso no importa, voy a hacerlo – dije sin pensar.

- ¿Que no oíste? Es imposible llegar ahí, se han perdido millares de navíos en estos años, todos con ese estúpido propósito – se notaba la furia en sus palabras – Usa tu cabeza y vuelve a tu casa muchacho, deja las aventuras para alguien más.

No había caído en la cuenta de con quien estaba hablando. Siempre creí que subir a un barco pirata era lo mismo que declararme muerto, ya que se los conocía por ser personas sin piedad. Aunque ahí estaba, parado frente a su capitana. No solo eso, era la primera vez que tenía una conversación tan larga con un extraño, en especial con una chica.

- Déjame, esos son mis problemas – respondí algo nervioso –Pero hicimos un trato, así que te diré lo que quieres saber y me marcharé de aquí con mi espada ¿de acuerdo?

- Adelante – respondió.

- Bien, mi nombre es Louis Danthom – dije utilizando el apellido por parte de Pavel - Y estoy aquí solo por esa "estúpida" arma a la que tú odias ¿Cómo la encontré? Pues, creo que es obvio que no la robé, aunque si la hallé en los alrededores del viejo palacio. Pero déjame decirte algo, querida, si de verdad es cierta esa leyenda, haré lo que sea para vengarme de Ella.

- ¿Cualquier cosa? – preguntó luego de un largo silencio.

Yo ya había recogido mi espada, y la había guardado en su vaina, listo para marcharme. Entonces al escucharla algo me frenó ¿a qué se refería? Los demás a nuestro alrededor ya estaban cansados de tantas vueltas, y se habían dispersado un poco, pero al oír estas palabras comenzaron a protestar.

- Oye no querrás... ¡no a él! – decían.

- ¡¿Es una locura?! – dijo otro – Este zopenco... en nuestro barco... ¡no lo creo!

- ¡Solo va a atrasarnos! Ocupará espacio, trabajo ¡y comida! No necesitamos más problemas capitana.

Ante todo el bullicio levanté mi voz.

- Espera, dices que quieres que me una a ustedes... ¿estas bromeando?

Nuevamente comenzaron a discutir.

- ¡Silencio!...Yo no dije eso, exactamente. Pero podrías sorprenderte si te digo que no eres el único con sed de venganza – dijo con una nueva sonrisa maliciosa – Verás todos aquí hemos sufrido por las amenazas de Jude, y con los años en el mar hemos juntado bastante odio como para hacer algo... demente.

- Te refieres a que ustedes...están yendo a...

- ¡Rumbo al palacio Roca Nera! – gritó - Camino de oscuridad, en busca de poder, gloria, y lo más importante... ¡Venganza!

- Así es mi amigo- agregó -Mi tripulación está a punto de lograr lo que nadie ha podido en años...

... Ponerle fin al latir del corazón de esa fiera.

TRAVESÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora