Meg me empujó y, sin darme la opción de detenerla, comenzó a llamar al dragón.
- ¡Oye tú! – gritaba a todo furor, mientras subía hacia la proa - ¡Ven aquí monstruo feo!
Claro que quisimos detenerla, yo en especial, pero para cuando la logré tener nuevamente espada contra espada la bestia ya no seguía en su mismo lugar.
- ¿¡Estás loca!? ¿Acaso quieres que nos mate a todos?
- Será mejor que entonces te apresures en decidir qué piensas hacer Louis – respondió ella – O ni tú ni yo llegaremos a Jude con vida.
El rugido del dragón sonó por arriba de nosotros. La bestia se elevó furiosa, y enfiló una caída en picada hacia el barco. Por suerte las órdenes de mis compañeros no tardaron en llegar.
- ¡Todos a sus puestos!
- ¡Preparen cañones!
- ¡Arqueros disparen!
Los gritos iban y venían, pero ninguna flecha parecía hacer efecto en el monstruo. Este seguía descendiendo, y a solo unos metros por encima de nosotros giró de rumbo hacia un lado, dejando que una fuerte ráfaga de viento sacudiera el navío. Eso le dio a mis amigos más tiempo para juntar armas, y con los tres primeros cañones listos la orden de fuego resonó como un grito de batalla. Pero para mí disgusto ninguno de ellos dio en el blanco, no por mala puntería, sino porque el dragón en el último segundo cambió nuevamente de dirección, esta vez hacia una de las paredes que nos rodeaban.
De repente otro sonido sonó detrás de mí. Era como de metal, algo bien particular, y que yo ya conocía. Me di vuelta justo para frenar a Meg que ahora sostenía una espada en cada mano.
- Bien, si no quieres que siga llamándote Nicholas entonces obedéceme cuando te digo que sueltes esa espada.
- Oblígame.
Seguimos peleando, pero esta vez mi contrincante estaba mejor armada, y sus cortes no me tardaron en llegar. Meg se las encargó para no clavarme tan fácilmente sus espadas, y con las empuñaduras de estas me golpeó lo suficiente como para arrojarme de espaldas a la baranda, de la que no llegué a caer, pero si recibí un gran golpe y no pude evitar quejarme del dolor.
- Deja de llorar – me retó ella – Esto no es nada comparado al dolor que yo sufrí.
- Tal vez si no pensaras en ti todo el tiempo serías capaz de ver que no eres la única que sufrió por algo en la vida.
- ¡Nadie jamás vino a salvarme!
- Y aun así sigues con vida ¿o no? – le dije poniéndome nuevamente de pie – ¡Cuantos sabes que han perdido realmente todo, y nunca se dejaron llevar por la venganza!
- ¡Por eso es que me importa poco lo que piensen los demás! – respondió - ¡Que ellos sean así no significa que deba seguir sus pasos! ¡Yo misma eh sido capaz de arreglármelas sola!
Por el rabillo del ojo miré a mis compañeros preparando nuevos cañones y a la gigantesca bestia que se acercaba al barco. Entonces una loca idea cruzó por mi mente, y tal como me habían enseñado empecé a idear un plan.
Esperé unos segundos para responder.
- Lo único que me dices es acerca de ti – dije con tono desafiante, y a la vez sincero - Parece como si ni siquiera te importaran tus padres...
Meg se molestó demasiado al oírme decir eso, hasta podría decir que se puso roja de furia. Así me aseguré que de algo me había servido el haberla conocido durante todo este viaje. La conocía lo necesario como para saber que no me respondería, sino que atacaría sin siquiera medir sus energías. Y así lo hizo. Ella alzó ambas espadas, las dos hacia mí. En ese segundo el dragón hizo exactamente lo que supuse que haría. A solo unos metros del barco el monstruo se elevó con fuerza para esquivar el disparo de los cañones, y como venganza agitó su larga cola de hielo por toda la cubierta, destruyendo todo lo que estaba a mano. El Travesía se zarandeó de derecha a izquierda, y nuevamente todos perdimos el equilibrio. De esta forma Meg se vio obligada a sostenerse de algo para no caer por la borda, y eso también le implicó liberar una de sus armas para sujetarse de la baranda del barco. Así una de las hojas de Junak calló al hielo, quien sabe a dónde, y logré sacarme a mi contrincante de encima por al menos unos segundos.
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TRAVESÍA
AdventureLouis es un príncipe con un difícil pasado. Desde que Jude, la Reina de la Oscuridad, atacó su reino, su vida no ha sido más que una miseria. Aquella noche no solo perdió a su familia y amigos, sino que también su corona. Por su seguridad fue apar...