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Casi tropiezo con los escalones de lo rápido que los subí.

Tanto brillo no me encegueció gracias a que abajo había pasado vario rato con algo de luz. Pero quedé petrificado ante lo que veían mis ojos. Desde la salida del túnel se podía ver cómo todo cerraba en un gigantesco círculo. Todo lo que había a nuestro alrededor estaba recubierto de hielo pálido. Estaba no solo en las paredes (aún altas), con forma de conos de puntas bien afiladas que apuntaban en cualquier dirección, sino que también en el suelo a solo unos veinte metros de nosotros, cubriendo todo lo que había dentro del círculo. Del piso también se levantaban en algunas partes paredes de hielo, o más conos, que comenzaban a aumentar cada vez que ibas más y más hacia el centro del lugar, dando la sensación de un laberinto. Y finalmente estaba el castillo. Una parte del suelo que lo rodeaba se tornaba lentamente negro, hasta llegar por fin a la gran construcción central. ¿Cómo describirla? Como una enorme montaña de conos de hielo negro, todos uniformes, seguramente filosos y, para la vista, muy amenazantes. Le daba el toque de terror que le hacía falta. La altura del palacio seguía sin superar a la de las paredes que lo rodeaban, pero se le acercaba por muy poco. Por supuesto que el frio era algo insoportablemente fuerte y, junto a la aterradora forma que tenía, lograba hacer temblar mis piernas.

"El Roca Nera" pensé.

Mis compañeros ni siquiera habían notado mi presencia, todos ellos se juntaban en la proa del barco desde la que observaban el palacio. Busqué a Meg, pero ella no parecía estar en la cubierta, por lo que supuse que estaría en su camarote. Tampoco Doc estaba allí, y eso me extrañó un poco. Sabía que no podía haber abandonado el barco, así que decidí ir a buscarlo al último piso del Travesía.

Fue cuando bajaba la última escalera hacia la cocina, cuando escuché las voces susurrantes de Doc y Acris. No quise interrumpirlos y mucho menos husmear sobre lo que hablaban. Al menos ya sabía dónde estaban, por lo que me di vuelta para irme antes de que me notaran. Entonces mis amigos hablaron un poco más fuerte.

- ¿Qué hay de Louis? – decía Acris - ¿Estás seguro de que sigue durmiendo verdad?

- Tranquilízate Acris, anoche le puse un narcótico en su bebida – respondió Doc – No se levantará hasta dentro de unas largas horas.

Quedé petrificado en el cuarto escalón, sin saber que pensar.

- ¿Y bien? – siguió Doc – Todos los demás están de acuerdo con esto, solo faltas tú.

Acris tardó en decir algo, como si lo estuviera meditando.

- Se supone que Jude quiere que le entreguemos al "príncipe" ¿verdad? Louis ya está dormido, sería una tarea muy fácil...

- ¡Decide ahora o lo haré yo por ti! – lo interrumpió Doc.

- De acuerdo, es solo que... ¿Qué hay del pago que Jude nos prometió?

Doc no respondió, y los segundos pasaron en silencio, talvez le había hecho un gesto como respuesta, pero no fui capaz de retenerlo.

- Bueno... - siguió Acris - ¿Qué hay de Meg? Ella se pondrá muy molesta cuando se entere de esto, dirá que la hemos engañado, y olvídate con que vaya a apoyarnos.

- Lo sé, pero tendrá que aceptarlo con el tiempo – la voz de Doc sonó triste, pero a la vez superada – Es nuestra decisión, ella puede adherirse si está de acuerdo.

- El chico le agrada, eso podría ser algo bueno...

- Talvez si, talvez no. Entonces ¿contamos contigo?

- Por supuesto que sí, cuenten conmigo - se decidió luego de pensarlo un rato - Como en los viejos tiempos.

Yo realmente no sabía qué hacer.

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