La bestia tenía todos sus gigantescos tentáculos rodeando al Travesía.
Mis pocos compañeros se defendían como podían de estos, pero eso no evitaba que el monstruo avanzara destruyendo todo a su paso. Vivek se encontraba junto al timón luchando con una gran variedad de armas, y haciendo lo posible para evitar que el barco se diera vuelta. En la otra punta del navío vi a Meg junto con su mascota, Shego, rodeadas de varias piernas del calamar. Aun así parecían estar arreglándoselas bastante bien solas. La pequeña rata con alas se encargaba de distraer a la bestia, dejándole a su dueña el trabajo de matarla. Fue cuando vi la espada de Meg que el recuerdo se me vino a la mente. Hace unos segundos Vince estaba utilizándola para echar a Jude del palacio de mis padres, y aquí estaba ahora, luchando no por sacarla de encima, sino que buscándola para asesinarla.
- ¡Louis abajo! – la voz de Zert me despertó de mi trance.
Puede que no había recibido muchas indicaciones, pero no necesité ni un segundo para dudar en tirarme al suelo. En ese instante un enorme tentáculo voló sobre mí, casi arrasando con uno de los mástiles. Aquel animal si qué tenía brazos fuertes y, no solo eso, sino que también eran enormes. Zert apareció a mi lado en un instante y con su filosa cuchilla trató de encestarle al animal. Yo me quedé viendo como la hoja no hacía más que resbalarse del tentáculo, sin hacerle daño alguno, como si la piel que cubría a cada tentáculo fuera tan impenetrable como una roca. Mi amigo se quejó acerca de esto, pero aun así no logró nada, la bestia siguió avanzando sin importar lo que tenía en frente.
- ¡¿De qué rayos está hecha esa cosa?! – le pregunté mientras me ponía de pie junto a él – ¡¿Es imposible atravesarla?!
- No del todo – dijo señalándome a Meg, quien con su espada lograba hacerle cortes al calamar – Al parecer solo algunas hojas pueden hacerle daño. La capitana cree que la tuya también será útil.
- Pues entonces pongámosla a prueba.
Dejé la caja de explosivos en el suelo, y desenvainé a Lúnima. Corrí hacia el primer tentáculo que vi y, como supuse, ni siquiera vaciló en hacerle un gigantesco tajo. El monstruo se quejó del dolor y sumergió rápidamente su brazo herido en el agua, lo que me sacó una sonrisa de satisfacción en el rostro. Lamentablemente mis acciones no fueron de mucha ayuda. La bestia alzó otro de sus tentáculos y con mucha ira lo sacudió sobre toda la cubierta. Con Zert nos echamos al suelo, pero nuestra capitana no tuvo tanta suerte. El calamar la golpeó duramente haciendo que casi cayera por la borda, de no ser porque su mascota se encargó de frenar a los otros tentáculos que intentaron acercársele. Nosotros apenas estuvimos de pie corrimos a ayudarla, pero Meg era una
joven fuerte, y no dejó que la ayudáramos a levantarse. Eso sí, apenas tuvo su arma nuevamente en sus manos, no se limitó a vengarse.
- ¡Pero de dónde diablos apareció este kraken! – gritó furiosa - ¡Está destruyendo mi barco!
- ¿Kraken?
De acuerdo, Meg no se equivocaba al considerarlo un monstruo ¿pero un kraken? eso sí que era otra cosa. Explicaba el por qué la obsesión de derribarnos y de destruir todo lo que flotara sobre el agua, pero también significaba que lo que buscaba era derrotarnos, y por derrotarnos me refiero a tragarnos como comida de pescado.
- ¿Alguna idea de cómo sacárnoslo de encima? – preguntó Zert mientras seguía intentando darle a la criatura mágica.
Yo traté de pensar en algo, pero poco sabía de esta clase de monstruo, más que el que era del triple de grande que nuestro barco, y eso contando todos sus gigantescos tentáculos.
- No por ahora – respondió Meg – ¡Pero habrá que hacer algo antes de que nos trague a nosotros!
Tragar... claro debajo de esos enormes brazos había una boca deseosa de alimentarse, y si no hacíamos algo rápido terminaríamos siendo su próximo almuerzo. Traté de seguir buscando algún plan, pero nada venía a mi cabeza, lo único de lo que era capaz era de encestar cortes por todos lados. Mis amigos hacían lo mismo, pero aun así más piernas de calamar seguían apareciendo, dándome la sensación de que en cualquier momento ya no habría ningún mástil de pie. Por unos segundos me olvidé de lo que estaba pasando y volví a recordar mi reciente encuentro con Jude. Eso hizo que me pusiera nervioso y que escalofríos me atacaran. Si Ella había logrado un encuentro conmigo, en el medio del océano, que cosa podía asegurarme que no estaba vigilándome en este preciso momento. Entonces, mientras las cosas a mí alrededor daban vueltas, pude distinguir una sombra extraña a mitad del barco, junto a las escaleras que daban abajo. Aquella cosa era idéntica a la creación que Jude había presentado en el casamiento de mis padres, de la cual Ella había dicho que tenía planes, como crear ejércitos con los que más tarde enfrentaría al reino. Pero ahí estaba, tan quieta como misteriosa, observando la escena con mucha tranquilidad. Un instante después ya había desaparecido, sin siquiera dejar rastro de haber estado allí. Eso me volvió duramente a la realidad, pero no levanté mis ánimos. Al contrario, me tropecé con uno de los tentáculos, y no hice más que caer como torpe a los pies de Meg, quien me dirigió una mirada asesina que me dejó mudo.
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TRAVESÍA
PertualanganLouis es un príncipe con un difícil pasado. Desde que Jude, la Reina de la Oscuridad, atacó su reino, su vida no ha sido más que una miseria. Aquella noche no solo perdió a su familia y amigos, sino que también su corona. Por su seguridad fue apar...