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Estaba justo en medio de una convención de piratas.

Los nuevos eran tan rudos y grandotes como nosotros, bueno al menos como mis compañeros. Sus manotas sostenían espadas, navajas y toda clase de cosa puntiaguda. Eran un poco más jóvenes que Zert, y por supuesto mucho más que Doc. Además eran mayoría, aun contando con Vivek y Kalú como equipo.

- ¡Miren que tenemos aquí! – alardeó uno de ellos – ¡Los títeres aventureros!

El resto soltó una fuerte carcajada. No parecía que aquel era su capitán, y ninguno lucía como uno, pero sabía que no era necesario tener a alguien a la cabeza para que se decidan acabar con nosotros.

- Pensé que los habíamos perdido en Bambur – dijo Doc desafiante – Al parecer no sirvieron como carnada de monstruo marino.

La tensión se sentía en todas partes, y yo no tenía forma de salir de allí ileso. Era obvio que existía una antigua rivalidad entre estos dos grupos, una de la que no estaba enterado, pero nos habían sorprendido, teniéndonos en desventaja.

- Ríete lo que quieras Doc – siguió hablando el mismo pirata – Pero Jov está aquí, y cuando se entere de que tu sucia tripulación anda deambulando por Blugrow, no dudará en descuartizar a su querida dueña.

Nuevamente todos rieron de acuerdo con su compañero. Por suerte Kalú y Vivek reconocieron lo que estaba sucediendo y aparecieron rápidamente en cubierta, con sus espadas y flechas en alto. Yo logré dar solo unos pasos hacia atrás, hasta ponerme al nivel de Zert quien lucía furioso.

-Bien ¿qué estamos esperando? – dijo Vivek con una sonrisa malévola en su rostro – ¡Quiero a sus sucios traseros fuera de mi barco!

Mi mano se deslizó hacia Lúnima como un rayo.

No estaba seguro si sería buena idea el revelar que la llevaba conmigo, pero no tuve tiempo para conseguir otra cosa para defenderme. De todas formas, ninguno pareció deparar en mi nueva arma, por lo que no me detuve en la lucha.

Su mayoría nos superó rápidamente, pero no quitó que siguiéramos en pie. Los cortes iban y venían, los golpes soltaban gritos de dolor y las flechas volaban a centímetros de mi oreja. Mis amigos luchaban con gran destreza, mientras Shego me ayudaba arrojándose al enemigo para distraerlos y dejarme a mí el ataque sorpresa. Yo puse en práctica todo lo que me habían enseñado en lucha de espada. El cansancio ya no me incomodaba, es más, por primera vez sentía como la fuerza de Lúnima me recargaba para seguir en movimiento. De nuestros siete enemigos detecté que uno ya no estaba, lo que me llevó a pensar en lo que habían dicho anteriormente. No tenía idea de quién era ese tal Jov, pero sea quien sea estaba casi seguro de que pensaba asesinar a Meg, y no podía dejar que eso pase. Con una simple mirada Doc entendió lo que estaba pensando, y como si leyera mi mente me dio permiso para retirarme lo más pronto posible.

Comencé a preguntarme donde encontraría a Meg en todo ese desorden de gente.

Shego se ofreció a guiarme, pero no fue fácil seguirla desde abajo. Mis pies corrían por todas las calles, pasando entre multitudes de comerciantes, con mis ojos dirigidos no solo hacia Shego, sino también a todas las direcciones. Quienes habían diseñado las calles de Blugrow de seguro habían confundido sus planos con los de un laberinto. No importaba el camino que tomaba, este se dividía en tres más. Ya estaba a punto de rendirme cuando unos gritos irrumpieron en mí búsqueda. Entonces una multitud de gente salió corriendo en sentido contrario al mío, y eso solo podía significar una cosa. Fue difícil atravesar la muchedumbre, pero no pensaba detenerme, no luego de escuchara una mujer hablar de unos piratas en la plaza central. Mis pasos cada vez fueron más rápidos, y mi camino se fue vaciando a medida que las personas se retiraban por su propia seguridad. Todos sabían que no era para nada bueno estar en medio de una lucha de furiosos piratas y, aun así, era allí a donde yo me dirigía.

TRAVESÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora