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Quedé paralizado mirando la escena por cinco segundos.

Me costó creer lo que veían mis ojos. Sabía que las criaturas mágicas existían, es más, antes de que Jude invadiera las islas, ellas vivían en una clase de armonía con los humanos. Hasta la magia era algo común entre nosotros. Pero cuando todo ese poder se tomó con un fin oscuro las cosas cambiaron por completo. La mayoría de las bestias se habían vuelto feroces, y hasta asesinas. Se apoderaron de los grandes bosques o zonas que se consideraban despobladas y prohibidas para nuestro acceso, como el Bosque de Ayora, perteneciente al reino de Amaya. Por supuesto que esto no hizo más que empeorarlo todo, aumentando el terror y el peligro en los reinos.

Hizo falta que Zert me derribara para sacarme del trance.

- ¡Agáchate torpe! – me gritó – ¡¿Acaso quieres terminar como picadillo de grifo?!

La monstruosa criatura pasó solo a unos metros nuestros. Su tamaño era del doble de todos nosotros (bueno al menos del de mis compañeros). Tenía cabeza de pájaro, cubierta de plumas grises y blancas, con aspecto de un águila gigante. Además de unas poderosas garras, el resto de su cuerpo era el de un león de pelaje amarillo, y era tan gigantesco que lograba derribarnos con él. Con su afilado pico agujeraba las velas del barco, mientras sus enormes alas lo sostenían con perfección en el aire. Quería hundirnos por supuesto, y lo estaba logrando.

- ¡Tripulación a sus puestos! – ordenó la capitana mientras se hacía cargo del timón–¡Bo y Elka a los mástiles! ¡Kalú hazte cargo de las flechas! ¡Los demás mantengan el barco a flote, y maten a ese grifo!

Parecía que tenía todo bajo control con sus órdenes. El monstruo pasó cerca de ella, y sin dudar tomó su espada y trató de encestarle un corte. Pero no se le hacía fácil dirigir el timón y al mismo tiempo atacar, por lo que la bestia se las arregló para zafar de ella. Sus hombres daban vueltas tratando de derribarlo, y sin embargo el grifo seguía creando caos. Intenté acercarme, pero cada vez que me levantaba el grifo me empujaba con sus alas.

- ¡Oye ven aquí pajarraco! – gritó Doc desde el centro de la cubierta – ¡Anda, anímate gato con plumas!

Realmente creí que Doc se había vuelto loco, pero al parecer el animal entendió su mensaje y no dudó en dirigirse a él en picada.

- ¡Doc cuidado! – grité.

La bestia ya estaba a unos metros de él, cuando de repente Elka y Bo se lanzaron sobre este clavando sus espadas en su lomo. Doc saltó hacia un costado antes de ser derribado, mientras que el cuerpo de grifo se derrumbaba en la cubierta.

- ¡Ahí tienes desgraciado! – festejó Elka.

Algunos felicitaron a trio que había derrotado a la criatura, mientras otros se encargaban de arrojar el cuerpo del animal al mar. Me acerqué a Doc para premiarlo por su valentía, él tenía unos pequeños cortes pero no se veía para nada exhausto.

- ¿Ya estás listo para tus clases muchacho? – dijo de muy buen humor.

Iba a responderle pero la capitana se apareció intrépidamente.

- ¡Que acaso se han vuelto locos! –gritó, y todos la miramos como si la loca fuera ella – ¡Inútiles, si hay algo que sabemos es que los grifos aquí casi nunca andan solos!

- ¿Espera te refieres a que vendrán más como ese? – me animé a preguntar.

Los demás se miraron nerviosos, como si supieran lo que estaba por pasar. Apenas alcancé a ver el cielo, y noté que se habían amontonado varias nubes negras por encima del barco. Un ruido ensordecedor rompió con el silencio, y una bandada de grifos salió volando de los nubarrones.

TRAVESÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora