No sé cómo me tropecé en las escaleras.
Obviamente el vaso que mi amigo me había dado se derramó por completo. Por suerte ninguno de mis compañeros me vio caer, por lo que no pasé otro momento de vergüenza. De todas formas ya había logrado acostumbrarme a las sacudidas del barco, por lo que el remedio no me hacía tanta falta. Me recosté en mi cama y traté quedarme dormido. Al principio muchos pensamientos siguieron entreteniéndome pero, antes de que mis nervios por Jude se reavivaran, entré en el mundo de los sueños.
Tenía dudas por lo que vería esta noche. Ya había visto toda la historia, o al menos eso creía. Aun así ahora sabía que yo no era quien controlaba todo esto, por lo que dejé que ellas me sorprendieran.
Ahí estaba. En mi casa, mi otra casa.
Desde la pequeña habitación que había como entrada podía distinguir a Adela en la cocina. No estaba cantando como usualmente lo hacía, sino que trabajaba con un rostro inexpresivo que no pude descifrar. Entonces alguien llamó a la puerta y mi madre corrió a abrir. Esta se abrió con el típico chirrido de su perilla. Pude ver a un hombre mayor del otro lado. Iba vestido con elegantes ropas a diferencia de Adela, y con una recta postura saludó cordialmente a mi madre.
- ¿Adela Guell Ricart? Soy Sebastian Calverley, embajador del reino.
- Por favor dígame Adela – respondió con respeto - ¿En qué puedo ayudarle?
- Estoy aquí porque vengo a llevarme a Louis Nicholas Danthom, Príncipe de Matheldan.
Mi madre no pareció muy feliz ante la mención de mi nombre. Supuse que esta visión no era de un pasado tan lejano, sino más bien de hace cinco días. Yo había escapado la noche anterior, y como habían dicho mis padres, los embajadores del reino vendrían en mi búsqueda.
- Lo lamento, pero él no está aquí. Se ha ido, anoche.
- ¡¿Qué!? – la expresión seria del hombre pasó a ser de preocupación y asombro - ¿Cómo es eso posible?
- Mi marido y yo no hemos notado nada extraño durante la noche, solo se fue – mintió mi madre.
- ¡Esto es inaudito! – reprochó el hombre – ¡Quiero hablar con Pavel Danthom de inmediato!
A pesar de la presión de Calverley, Adela se mantuvo serena.
- Él tampoco se encuentra en casa. Ha salido en búsqueda de Louis desde que supimos que no estaba.
- ¡¿Cómo es posible que se haya ido?! ¿Cómo fue que paso? ¡Se supone que ustedes estaban a cargo de que esto no sucediera, era su deber!
- Y cumplimos con este, solo que no nos dimos cuenta cuando huyó. Ni siquiera se despidió de nosotros.
Sus últimas palabras sonaron con dolor, y esto tuvo un fuerte efecto en mí. No había dejado nota ni nada de sobre a donde iría. Claro que era algo obvio pero, para la costumbre de mis padres y la mía, yo había abandonado mi casa al igual que un fantasma. El hombre no sintió pena por el comentario de mi madre, ni siquiera un poco, estaba tan perdido en sus pensamientos en voz alta sobre lo que podría haberme sucedido y de las consecuencias que esto tendría en el reino.
- ¡¿Quién sabe dónde estará ahora?! ¡¿Qué se supone que haremos?! ¡Mandaré a que se lo busque por todo el reino! ¡No puede haber ido tan lejos! ¡No puede habernos abandonado!
Tenía tantas ganas de poder gritarle que no lo había hecho, justamente hacía lo contrario. Había dejado todo para salvarlos, para ponerle fin a todo. Un sentimiento de preocupación me hizo preguntarme qué habría sucedido con Matheldan luego de aquel día. Había cambiado por completo el transcurso de los planes, quién podría imaginar lo que estaría pasando en mis tierras.
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TRAVESÍA
AdventureLouis es un príncipe con un difícil pasado. Desde que Jude, la Reina de la Oscuridad, atacó su reino, su vida no ha sido más que una miseria. Aquella noche no solo perdió a su familia y amigos, sino que también su corona. Por su seguridad fue apar...