El día era gris, pero estaba acostumbrado para poder reconocer que aún era de mañana.
Paseé por la borda unos minutos, mirando el horizonte. No había vista de tierra en ninguna dirección, por lo que le calculé unas cuantas horas antes de llegar a nuestro próximo objetivo. Tampoco me encontré con Meg en ninguna parte, así que supuse que debía de seguir en su camarote. Había mucho viento corriendo en todas direcciones, impulsando las velas y a la embarcación a gran velocidad. Hoy Doc estaba a cargo del timón. Él era grande, no solo en edad sino también en físico, y con sus fuertes brazos, mantenía firme y equilibrado al barco.
De repente una criatura extraña se posó en mis hombros. No pude distinguir de qué se trataba porque se movía demasiado rápido. Traté de sacármela de encima pero era inútil. Era como una mancha negra recorriendo mi cuerpo, tocando mis bolsillos y hasta revisando mi cabellos. Solté un grito de ayuda, pero los demás solo me miraron y siguieron con su trabajo, hasta hubo algunos que soltaron una carcajada, como si el que te atacara una "rata" negra fuera lo más normal del mundo. Entonces la risa de Meg me hizo enfurecer más y más. Ella estaba ahora junto a Doc, que también me miraba muy sonriente.
- Ven Shego, ya déjalo en paz – ordenó la capitana.
La criatura me soltó, extendió dos alas como de murciélago, y alzó vuelo hasta posarse en el hombro de Meg. De sus pies traseros sacó la manzana que me había hurtado, y empezó a comérsela con mucha tranquilidad. Ahora podía ver con exactitud cómo era. Su piel apenas peluda era toda negra, pero a la vez brillante ante la luz. De sus cuatro patas blancas (que parecían como si usara guantes) dos eran parte de las alas, y solo tenía cuatro dedos en cada una de ellas. Su cara era como la de un lémur, con dos ojos azules proporcionalmente grandes. Tenía un aspecto de mono, porque le caía una cola también negra, y de murciélago por la forma de sus alas.
- ¿Qué demonios es eso? – pregunté muy enojado.
- Tranquilo no va a hacerte daño – Meg aún no paraba de reírse de mi – No si yo no se lo pido.
- ¿De qué hablas?
- ¡Bueno Louis, déjame presentarte a Shego, mi querida mascota!
Por las expresiones de los demás, no a muchos les agradaba Shego, y creía pensar igual que ellos.
- ¿Esto es broma? ¿Qué criatura se supone que es esa?
Meg pareció querer decir algo, pero se quedó pensativa. Luego se rascó la barbilla, tratando de sacar una palabra, y después de unos segundos se decidió por hablar.
- Realmente no lo sé, la rescaté una vez durante un viaje y me ha seguido desde entonces – dijo honestamente mientras acariciaba al mono-murciélago – Claro que se aburre estando aquí todo el tiempo, así que cada tanto desaparece para volver cuando ella lo desee. Es muy útil con sus alas, sigue mis órdenes y es muy buena robando cosas como ves.
Shego volvió a acercárseme, y se quedó viéndome por unos segundos desde la baranda del barco.
- Entonces... ¿hiciste que suba solo para que conozca a tu mono con alas?
La criatura me lanzó un gruñido bastante extraño, al parecer enojada con mi comentario, lo que dejó en prueba que podía entender lo que decíamos.
- Oh claro que no – dijo sonriente mientras bajaba las escaleras hasta su camarote – ¿Doc puedes hacerte cargo tú? Necesito descansar luego de anoche, Bo te reemplazará con el timón.
- ¡Como digas Meg! – respondió como soldado.
La capitana se despidió con la cabeza y me dedicó una última sonrisa.

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TRAVESÍA
AvventuraLouis es un príncipe con un difícil pasado. Desde que Jude, la Reina de la Oscuridad, atacó su reino, su vida no ha sido más que una miseria. Aquella noche no solo perdió a su familia y amigos, sino que también su corona. Por su seguridad fue apar...