Omegas vs Alfas [Omegaverse]

16. Tensión

Pov Samuel

Les mentiría si dijera que no me gusta ser consentido, lo hacen mis padres y mi hermano pero esto es diferente. El ser consentido por alguien que aparte de no ser parte de mi familia, me corteja es una nueva sensación la que deja; me siento nervioso pero no puedo evitar sonreír.

¿Qué me han hecho?

Al ver que el tonto de Thompson llegó tarde sólo me limité a reír por lo bajo, acepto que quería reírme como una foca. Que despistado es. Su olor hizo acto de presencia y ahí quedé, idiotizado, como un niño que ve pasar frente a su casa al heladero con su mercancía y cuando reaccioné estaba besando mi mejilla.

¿Quééééééééééé? Espacio personal.

Me causó gracia que su vista no se apartara de mi, muy en el fondo me sentía oegulloso de su atención, intenté bromear un poco hasta que uno de esos comentarios que se están haciendo comunes irrumpió con mi tranquilidad.

¿Por qué  me sonrojo tan fácilmente?
Me gusta mucho mi alfa
Esto se está haciendo común y problemático.

Necesito nivelar mi espíritu, tengo que fastidiar a alguien, necesito hacer una broma.

🍃

Cuando se dio el espacio para el receso de clases tomé de la mano a Juan y a toda marcha salimos de ahí, sí,  dejando atrás al rubio. Lo último que vi es su cara de confusión y desilusión tras verme salir con rápidez del salón.

Sólo me corteja, no es mi novio.

Y es así la regla, no soy solo yo siendo egoísta o algo, cuando se corteja a un omega, el alfa es quien le dice cosas bonitas, le da regalos, lo hace sentir seguro, ofrece sus feromonas para cubrir y calmar al omega; esto va a ser difícil, no, se lo voy a poner difícil. No necesito regalos, si quiero algo voy y lo compro, si quiero escuchar cosas lindas hablo con mi ángel, mi madre y en el mejor de los casos, ingresó a Google -traductor- digitando la palabra que necesite y este la dirá en un santiamén. Fácil, ¿no? Y para estar seguro tengo a mi familia y a la policía.

Patrañas.
No soportaste.
Te gusta ser consentido.
Nunca lo negué, solo no le voy a dejar la vara tan baja al alfa.
Cada quien.

Me siento en las frías sillas de la cafetería, en una de las mesas del fondo, Juan pidió un sándwich con un jugo de frutos rojos, y yo pedí dos sándwiches con una soda. Realmente me gusta comer, esto puede que dañe "mi figura"; según mi madre y muchos omegas si no mantengo mis curvas, un alfa nunca se fijará en mí y blah blah. He escuchado tantas veces eso que hay momentos en los que me siento inseguro, sí, ellos lo dicen de buena manera pero están dañando mi autoestima. No soy de palo.

Le doy el primer bocado a mi sándwich y este me lleva al cielo, no me arrepiento de nada, amo estar vivo, amo la comida.

— Oh por Zeus, Juan, esto está delicioso.

— No hables con la boca llena —recibe un encogimiento de hombros de mi parte—  Samy, ahí está tu machote, ahí está Thompson.

Sólo escuchar su nombre hace que mi piel se ponga de gallina, abro mis grandes ojos en busca de su ubicación y en eso Juan suelta una carcajada.

— No es gracioso, Juan. Me mentiste.