Por la mañana César llamo a mi hermano, por supuesto él no esperaba verme en Egipto y mucho menos al lado del gran general romano. Al entrar pude ver en su rostro lo sorprendido que estaba, aunque estaba por hablar, no dijo ni una palabra, solo me miró con rabia y comenzó a llorar y a golpearse el cuerpo. No dijo nada, solo salió corriendo de los aposentos de César.
Ptolomeo hizo un gran escándalo por el palacio y por la ciudad diciendo que había sido traicionado, estaba desesperado por la nueva situación en la cual yo tenía ventaja, así que los soldados romanos lo capturaron para así evitar otro conflicto.
— Eres una traidora— Dijo al verme.
— ¿Traidora? No lo creo, solo estoy luchando por lo que me pertenece y querías robarte. César hablara ante el pueblo, nuestro padre dejo un testamento donde dice que yo soy la legítima reina, no olvides eso y también hazlo saber a Arsinoe que estuvo tras de esto al igual que Potino.
- Esto es demasiado injusto- Dijo mientras se golpeaba la cabeza con las manos.
- Acostúmbrate a la nueva situación, hermanito y no hagas nada que me haga enojar o te irá muy mal.César congregó al pueblo y frente a ellos leyó aquel testamento que mi padre había dejado. Dejo en claro que Roma mandaba sin embargo me devolvió el poder y me senté en el trono de nuevo con mi hermano.
Me alegré por el hecho de volver a ser reina aunque sabía que esto también traería la furia de todos mis hermanos.- Soy la reina de nuevo, ahora yo mando aquí- Dije al general de mi ejército.
- Te felicito por eso, sin embargo tienes que ganarte a César para seguir en el poder.
- Él ha caído rendido a mis pies- Sonreí.
- No debes confiarte por lo que pasó anoche, él ha tenido muchas aventuras con diferentes mujeres, te ha hecho este favor pero puede dejarte en cualquier momento.
- Ya lo sé y ya planee que hacer al respecto.
- Eres muy inteligente, eso bien lo sé. Solo ganatelo, tienes los medios para hacerlo.
- No te preocupes por eso, de ahora en adelante nadie podrá quitarme la corona.Posteriormente César nos invitó a un banquete. Había vino, cordero, frutas exóticas y un ambiente tenso, todos queríamos que nos favoreciera.
Yo estaba sentada junto a él mientras mis tres hermanos me veían con rabia.- ¿Quieres más vino, César?- Preguntó mi hermana Arsinoe.
- Claro que si- Acepto extendiendo su copa mientras mi hermana la llenaba, yo solo la mire con recelo.
- ¿Quieres más uvas?- Le pregunte.
- Si, me apetecen- Dijo y le di varias uvas una por una en la boca.
- ¿Por qué todos dan de comer a César? - Preguntó mi hermano menor Ptolomeo XIV quien tan solo tenía 10 años.
- ¿Tu que crees?- Contesto Ptolomeo XIIINo recuerdo una comida más incómoda que esa. Sin embargo César se entretenía contándonos sobre sus conquistas y lo mucho que ha hecho por Roma.
Él me parecía un hombre interesante, era estratégicamente conveniente por ser el hombre más poderoso del mundo, no había una ventaja mayor que tenerlo como aliado, por eso debía cuidar sobre todas las cosas la relación que pudiéramos tener y hacerla más fuerte, por eso me dediqué a investigarlo y saber lo que le gustaba y desagradaba y así hacerme de su agrado, ganarme su protección y su cariño.César continúo con su estancia en Egipto, mientras que Ptolomeo XIII siguió residiendo en el palacio aunque más bien era nuestro rehén, él no estaba nada contento y su consejero tampoco.
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La última reina
Ficción históricaDescendiente de los ptolemaicos, reina de una cultura muy antigua, reencarnación viviente de una diosa. No, no es una mujer común, ella sobresale de entre todas por su belleza y astucia. Esta es la historia de Cleopatra, una mujer poderosa en un mun...