XIX: Inesperado

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Pasamos varios días en la villa, hablábamos sobre nuestros planes futuros, bebíamos vino y comíamos lo más selecto de Roma.
- Quiero ir a ver de nuevo mi estatua en el templo de Venus- Dije.
- Podremos ir mañana, hoy tengo que ir al Senado- Me respondió malhumorado.
- ¿Realmente tienes que irte?- Pregunté.
- Si quiero seguir siendo poderoso entonces debo atender mis deberes, volveré más tarde cariño- Beso mi frente y se fue.

Salí a observar el jardín, lo cual disfrutaba mucho. La naturaleza siempre me pareció magnífica, gustaba mucho de mirar flores y de oler su aroma. Me sentía en paz y una gran tranquilidad inundaba mi alma, soy reina y sin embargo lo que menos siento es tranquilidad. Supongo que la ansiedad e inquietud son el precio de ser gobernante.

- ¿César aún no ha llegado?- Pregunté a los guardias
- No, majestad.
- Dijo que volvería temprano... Avisenme cuando llegue, necesito hablar con él.

Quería pedir de nuevo a César que reconociera a Cesarion como suyo, ese realmente era un paso importante para lograr mi objetivo, unir a Roma y a Egipto.

- ¡Cleopatra!- Un soldado corrió a mi encuentro.
- ¿Qué pasa?- Pregunté.
- ¡César!- Exclamó.
- ¿Qué sucede con él?
- ¡Debes huir de Roma!
- ¿Por qué? ¿Qué está pasando?
- Ha ocurrido una tragedia, César ha muerto... ¡César fue asesinado!- Dijo con tristeza.
- ¿Qué?

¿Realmente había muerto?

Estaba sorprendida y no sabía que decir, no quería aceptarlo, mi mente se negaba a creer tal noticia.

- ¿Como sucedió?- Dije mirando el suelo.
- Lo asesinaron en el Senado, le apuñalaron...
- ¿En el Senado?- Pregunté con la voz entre cortada.
- Si, Cleopatra.

Le mataron en el lugar donde juraron cuidar su vida.

Mi aliado, mi amigo y mi amante había muerto, volvía a ser vulnerable... No tenía a nadie apoyándome, estaba sola de nuevo.
¿Qué pasará con mi reino? ¿Qué pasará conmigo?

Al anochecer fui a ver el cuerpo de César, había mucha gente fuera del Senado apreciando el cuerpo sin vida de mi amante.

- ¡César ha muerto!- Dijo Marco Antonio frente a toda la multitud- El gran César fue asesinado justo aquí, en el Senado, fue asesinado por las personas que le juraron lealtad- Su voz se entre cortaba- Mi amigo dio todo de si para hacer a Roma más grande de lo que esperábamos, tenemos un extenso territorio gracias a él, conquistamos países gracias a él, todo se lo debemos a él, sus ambiciones eran grandes, él era un grande y por eso le envidiaban, por eso le apuñalaron. Yo vengaré a César ¡Lo voy a vengar! Esto no se quedará así, los traidores tienen que pagar ¡Yo los haré pagar!

Marco Antonio estaba devastado, pero dio un discurso que conmovió a la gente, todos querían ver pagar a los traidores.

Me quedé varios días en la villa de César, lo echaba de menos y no me resignaba a que  él ya no estaba más conmigo, ya no tenía a mi poderoso aliado.
Antes de que le apuñalaran, un amigo suyo le dio una nota donde le advertía acerca de lo que habían​ planeado contra él ¡Oh César! ¿Por qué no leíste esa nota? ¿Por qué echaste a perder todo lo que ansiabamos hacer? ¿Por qué me has dejado sola? ¿Como se supone que sobreviviré?

Antes de irme a Egipto, Marco Antonio fue a despedirme.
- ¿Como estás Cleopatra?
- Tú ¿como crees?- Respondí mirando el suelo.
- Sé que él era importante para ti, también lo era para mí y por eso lo vengaré, ya estoy dando los pasos necesarios- Me sonrió.
- Suerte con eso, Antonio- Le dije.
- Roma necesita de tu apoyo, yo lo necesito por favor no lo retires, quiero vengar a César- Tomo mi mano.
- Hasta no ver quién gobernará Roma, no puedo apoyarte abiertamente.
- ¿Pero lo harás?- Me preguntó apretando aún más mi mano.
- Sí, lo haré- Respondí.
- Muchas gracias Cleopatra.
- Buena suerte- Me despedí de él.
- Ten un buen viaje.

La última reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora