XXI: Oportunidad

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Las semanas pasaron y la incertidumbre me ponía anciosa, no sabía que sucedería conmigo, pero nunca descuide mis deberes como reina.
Todos los días pedía a Isis que me ayudara, no quería perderlo todo, no quería ser esclava.

Todo era incierto.

- ¡Reina Cleopatra! Hay noticias de Roma.
- ¿Cuáles son?- Pregunté desesperada.
- Hay dos lideres en Roma, se han repartido la mitad de el territorio. En Occidente está el sobrino de César, Octavio. En Oriente está el amigo de César, Marco Antonio. Han estado buscando por semanas a los culpables del asesinato de César...
- Dices que Marco Antonio le toca la parte del oriente ¿Cierto?
- Así es mi reina, de hecho aquí traigo una invitación para ti, es de Antonio, quiere que vayas a verlo y así negociar.
- Puedes decirle que rechazo su invitación- Sonreí.
- Pero majestad...
- ¡Dije que no iré!

Ahora una parte de Roma tenía como líder a Marco Antonio, un mujeriego, borracho y adicto a los placeres.

Por mi parte, no podía aceptar esa invitación sin tener antes un plan para poder negociar la libertad de Egipto, prefería esperar y causar su enojo que asistir y que me haga su esclava.

- ¿Qué saben de Marco Antonio?- Pregunté a mis siervas.
- ¿Marco Antonio? Qué es un borracho, no aparta la copa ni el vino de su boca, disfruta mucho de eso- Dijo Azeneth.
- La gente cuenta que es un mujeriego y que tiene a muchas mujeres normales, reinas y princesas, es un jugador sin duda y no le importa meterse con alguien aunque sea esposa de alguno de sus amigos- Dijo Quibilah.
- La fama de Marco Antonio ¿sera real?-Pregunté.
- ¡Claro que sí! Todo el mundo dice eso sobre él- Respondió Akila.
- He rechazado su invitación pero quizás sí lo hace de nuevo lo aceptaré.

A menudo pensaba en que hacer, debía ser cautelosa está vez. Alguna vez fui una chica aventurera que arriesgo la vida por conseguir el poder, el respaldo de César. Viaje desde Siria hasta Alejandría y me infiltre cuidadosamente en el palacio, en mi propio hogar, me presentaron ante César envuelta en una alfombra muy fina mientras vestía mi mejor vestido y lucia mi mejor peinado. Enamoré a un gran general y estuve con él por mucho tiempo, tenía poder y no temia que alguien me hiciera daño, pero ese momento ha pasado, ahora estoy sola y sin su ayuda, pensando en Marco Antonio y si me reconocerá como reina de Egipto, tal como lo hizo César en su momento.
También pensaba en mi hermana Arsinoe, en como la maltrataban durante el desfile de César y lo feliz que me sentía al respecto, pero ¿sera que ese es mi futuro también?

Los meses pasaron y la economía de Egipto iba en declive, debido al mal mantenimiento de los canales del Nilo la cocecha era mala y el pueblo sufría de hambres.
Posteriormente volví a recibir un mensaje de Marco Antonio pidiendo vernos en Tarso.

- Dile que acepto verle, pero con la condición de que sea en mi barco- Sonreí.

La última reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora