XXX: Decisión

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37a.C
La vida al lado de Marco Antonio, era fantástica.
Jugábamos, bebíamos y hacíamos banquetes todos los días, celebrabamos nuestro amor.

- Cesarion tú serás un gran general romano, un buen rey- Dijo Marco Antonio quien estaba un poco ebrio.
- ¿Qué es un buen general romano?- Preguntó.
- Es alguien como tu padre, César. Él conquistó muchas tierras y las anexo a Roma- Le explicó.
- ¿De qué me sirven las tierras de Roma si seré faraón?- Preguntó.
- Roma será tuya, Roma y Egipto serán tuyos.
- ¿Mios?- Preguntó.
- Sí, yo te heredare Roma y tu madre te dará Egipto.
Vez tras vez me daba cuenta que Cesarion tomaba en serio el que sería rey de Egipto, estaba conciente de que para eso había nacido. Estaba empezando a adquirir las cualidades necesarias para gobernar y eso me llenaba de orgullo.

- César me diste un regalo tan bello, el próximo gobernante del mundo- Dije en voz baja mientras miraba a mi hijo.

Cesarion y Marco Antonio se llevaban muy bien, jugaban y pescaban juntos. Antonio se ocupaba de darle lecciones sobre Roma, mientras yo le enseñaba acerca de nuestros dioses.

Día tras día me presentaba ante Isis y le rogaba que cuidará de mi hijo, le pedía que me ayudara a heredarle un gran reino. Ella escuchaba mis peticiones, estaba segura de eso.

- Mi reina- Me llamo Azeneth.
- ¿Pasa algo?- Pregunté.
- Han llegado noticias- Dijo.
- ¿Que noticias?
- Octavia, la esposa de Antonio está deseando verle, quiere buscarlo.
- Eso no lo permitiré- Dije enojada y busque a Antonio quien estaba recostado comiendo.

- Mi bella reina- Sonrió.
- ¿Solo soy eso para ti?- Pregunté.
- Tú eres el mundo para mi- Dijo.
- Seré tú mundo, pero no soy tu esposa- Lo miré a los ojos y esto lo incómodo.
- Vivimos juntos, somos como esposos.
- Eso me convierte en tu amante, he escuchado que Octavia es hermosa e inteligente ¿Qué me asegura que te quedarás conmigo para siempre? ¿Y si cambias de opinión y te vas con ella? Entonces estarás en alianza con Octavio y nos declararás la guerra- Dije enojada.
- Yo no haría eso, eres la única en mi corazón, te lo juro- Se arrodilló ante mi.
- No puedo creerte.
- ¿Qué hago para qué me creas?- Preguntó y en sus ojos vi su preocupación.
- Repudia a Octavia, divorciarte de ella y cásate conmigo- Le pedí.
- Si me divorcio de ella mi alianza con Octavio se destruirá, entonces lo que tanto temes pasará.
- ¿Qué puede pasar?- Pregunté.
- Te declararán la guerra y conquistaran Egipto.
- Te tengo a ti para protegerme.
- Te protegeré con mi vida, pero no es necesario provocar la guerra- Antonio se paró y me abrazó.
- Entonces no me amas, marchate de aqui- Le pedí- No puedo confiar en ti mientras estés casado.
- Pero es necesario- Me explicó.
- Elige ¿Octavia o yo?- Pregunté.

Su rostro se veía tenso, tenía ante él una decisión importante el cual lo separaría de mi o lo acercaría y alejaría de Roma.

La última reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora