XXVIII: Dolor

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Los meses pasaron y Antonio no se apareció en Egipto.

¿Qué hice mal? Me cuestionaba, pensaba en los momentos tan maravillosos que había pasado junto a él. Quizás mi error había sido el enamorarme perdidamente de él.
Anteriormente fui cautelosa con todos mis movimientos, enamoré a César pero nunca me enamoré de él... Solo lo usé. Con Marco Antonio las cosas fueron diferentes, me enamoré perdidamente de él y sufría por ello.
Supe que su esposa había muerto y creí que vendría a mis brazos, me equivoqué. Fui tonta.

- Mi reina, tenemos noticias de Marco Antonio- Dijo Azeneth.
- Dime- Pedí emocionada pensando que su regreso estaba cerca.
- Él... Él... Antonio... Verá, para renovar su alianza con Octavio, él... Se volvió a casar, se casó con Octavia- Tartamudeo.
- Octavia, la hermana de Octavio- Dije.
- Si mi reina.

Mi corazón se rompió en mil pedazos, fue una sensación indescriptible, como si una parte de mi hubiera muerto. Fue como estar en las nubes y repentinamente caer a un mar profundo sin saber nadar.

¿Qué debía hacer? Tenía dos hijos suyos los cuales no había reconocido. Le apoye económicamente, financie sus campañas y ahora él me daba la espalda, a mi y a sus hijos.

Pasaron varios días los cuales pase sin comer ni tomar agua, estaba triste y lloraba todo el día.

- Mi reina no puedes estar sin comer- Dijo Akila quien traía una bandeja de frutas.
- Si puedo- Contesté.
- Tus hijos te necesitan, Cesarion te necesita, tu pueblo te necesita- Insistió.
- No me apetece comer.
- Pero mi reina...
- ¡Lárgate de aquí!- Grite.
- Sí majestad- Se retiró.

Mi corazón dolía, pensar me dolía, vivir me dolía. Nunca pensé estar así a causa de un hombre, de un hombre que me había traicionado.

- Cleopatra, debes comer- El sunu entro a mis aposentos.
- No tienes permiso de estar aqui- Dije.
- Te estás haciendo daño, piensa en tus hijos, son los que más necesitan de ti ahora ¿qué harían sin ti? Son bebés indefensos, debes ver por ellos.
- Son hijos de Marco Antonio, que él vea por ellos- Contesté.
- Olvida lo que haya pasado con él, no es sano pensar en eso. Tú mereces más. Él aún es un niño y tú eres una mujer, una gran mujer, reina de Egipto, diosa de Egipto- Dijo.
- La diosa de Egipto se enamoró del dios Dionisio.
- ¿Dejaras que eso te derrumbe? Eres más fuerte que eso.
- Tienes razón.
- Come algo, por favor- Me pidió.
- Está bien, lo haré.

Él dolor siguió acompañándome días más tarde, duro meses hasta que pude controlar mis sentimientos, pero me volví a desmoronar cuando nuevas noticias llegaron a Egipto.

- ¿Has escuchado la nueva noticia?- Susurro Akila a Quibilah.
- No ¿cual es?- Preguntó en voz baja.
- Antonio ha tenido una​ hija con Octavia, se llama Antonia- Dijo.
- ¿De verdad han tenido una hija?

Mi corazón volvió a romperse en mil pedazos, sentía que nunca fui importante en su vida, solo fui una amante más con la que pasó solo un rato, solo unos meses de fiestas y pasión.

La última reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora