La última reina

XXII: Barco

41a.C.

- Quiero que el barco este adornado de la mejor forma posible, que las velas sean púrpuras, los remos de plata y consigueme a las muchachas más hermosas de Egipto para que bailen y rocien perfume por todo el barco. Qué hayan platillos exquisitos y exóticos, además quiero que haya un baúl de monedas, trae la mayor cantidad de ellas.
- Si majestad, haremos los preparativos.

Los preparativos se hicieron y pronto llegó el día en el que me reuniría con Marco Antonio, estaba nerviosa por que la libertad de Egipto y el trono de mi hijo estaban en juego pero estaba casi segura de que a él le encantaría lo que había preparado.

- Todo está listo majestad.
- Bien, ahora solo falta la presencia de Antonio- Dije.

En el barco había una gran fiesta, habían músicos tocando, mujeres bailando, doncellas rociando perfume. Todo para el deleite de Marco Antonio.

- Él está aqui- Me aviso un guardia.

Desde lejos lo vi, observaba curioso todo el barco, veía a las mujeres y me buscaba con la mirada. Él junto con sus compañeros quedaron encantados con el ambiente que había, pronto los soldados que lo acompañaban se distrajeron y fueron a beber junto con las bailarinas mientras Antonio me buscaba tratando de controlarse.

- ¡Antonio!- Dije con voz fuerte y el volteo a verme, estaba sorprendido.
Yo vestía como afrodita y con mi corona más lujosa, en mi cuello colgaban collares de oro y piedras preciosas.
- Cleopatra- Tartamudeo.
- Hablemos un momento en un lugar más tranquilo- Le propuse y nos dirigimos a una habitación del barco.

Nos sentamos y le servi vino, él seguía extaseado.

- ¿Por qué has hecho esto?- Preguntó.
- ¿No estamos aquí para negociar? Hagamoslo- Respondí.
- Muy bien... Pues...
- Déjame darte un pequeño regalo antes de que continúes- Me levante y me dirigí a un baúl que había en la habitación- Espero que te guste.

Lo abrí y pronto cayeron al suelo varias monedas de oro y piedras preciosas, el baúl se desbordaba y el rostro de Antonio se encontraba inmóvil por tal sorpresa.

- Egipto es muy rico, puedo ayudarte a financiar tus campañas sin ningún problema- Sonreí.
- Eso es justo de lo que quería hablar- Dijo aún mirando el baúl.
- Mientras me reconozcas como reina el tesoro de Egipto será tuyo. He escuchado que te has quedado sin provisiones para tus soldados, pero no tendrás problemas así de nuevo, lo prometo.
- Está bien, me parece excelente tu propuesta.
- Entonces vayamos a cenar.
Lo tome de la mano y nos dirigimos al banquete que había preparado.
A él le encantaba beber así que bebí con él hasta embriagarnos. Hablábamos y reíamos mientras que sus compañeros disfrutaban de la compañía de las mujeres, todo era magnífico.

- Aún no puedo creer que hayas hecho esto para mi- Dijo Marco Antonio mirando a las bailarinas.
- Creelo, no es una fantasía.
- No, pero es como un sueño- Respondió mientras bebía.
- Hay más cosas como estás en Egipto- Acaricie su pecho- ¿Por qué no me acompañas a Alejandría?
- Creo que esa es una excelente idea- Me miro a los ojos y me sonrió.

Y ahí es cuando todo cambio, mi plan para seguir reinando Egipto funcionó pero al ver sus ojos y contemplar su sonrisa sentí como si fuera su esclava. Nunca había visto a alguien tan bello como él, tan divertido y sincero. Pronto mis ojos solo lo veían a él.

- Gracias por este regalo, Cleopatra, pero quiero algo más.
- ¿Qué es lo que quieres? Te daré diez veces más de lo que me pidas.

Antonio se acercó a mí y beso mis labios delicadamente y en mi sentí mil sensaciones a la vez, fuimos a la habitación donde estuvimos anteriormente y allí cambio todo para mí.
Marco Antonio robo mi corazón. Me enamoré.

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¿Que les ha parecido este capítulo?
Algo que quiero aclarar es que el tiempo que pasó desde la muerte de César a cuando Cleopatra sedujo a Marco Antonio, fueron 4 años.