Comenzó una larga espera para poder ver a Antonio.
Lo extrañaba, lo extrañaba demasiado. Deseaba tanto poder verle y tocar su cabello, besar su rostro, morder sus labios y abrazar su cuerpo. Me estaba volviendo loca por que no sabía con quién pasaba la noche, con quién dormía o incluso con quién hablaba durante el día. Me sentí como su esclava, como su conquista, algo que nunca me había pasado.
El amor es perder, el amor es ser esclavo, el amor es depender.¿Por qué tenía que esperar tanto para poder tocarle? No pedía mucho, solo una caricia de sus manos.
Antonio tuvo que partir a Roma ya que Octavio estaba ganando más poder y estaba logrando desprestigiar a Antonio ante el Senado. No era una situación conveniente, por lo tanto lo mejor era evitarlo.
Mientras paseaba por los jardines, mire a mi pequeño hijo, Cesarion. Estaba tan lleno de vida, tan adorable.
- Pequeño ¿Como estas?- Pregunté mientras lo abrazaba.
- Bien, mamá- Respondió.
- Estás cada día más grande.
- Mamá ¿Cuando nacerán mis hermanos?- Preguntó.
- En poco tiempo.Mi vientre había crecido lo suficiente, estaba segura de que no faltaría mucho para poder conocer a los hijos de Antonio. Me emocionaba poder verlos y sentir que una parte de él estaba conmigo aunque estuviera muy lejos de mí.
- Mi reina- Me llamo Azeneth.
- ¿Qué pasa?- Pregunté.
- Tengo que algo que decirte, han llegado noticias.
- Dime ¿Qué pasa?
- La esposa de Marco Antonio ha muerto, no sabemos por qué, pero murió- Dijo y yo sonreí.
- Que conveniente, así podrá casarse conmigo sin ningún problema.No paraba de sonreír ante tal noticia, me había alegrado el alma.
La espera me emociono aún más, por que en mi corazón albergaba la esperanza de que cuando él volviera me pediría que me casará con él y así completar nuestros planes de gobernar el mundo entre los dos. Él prometió que a cambio de mi ayuda económica, me daría varios territorios para gobernar, así mi deseo de extender mi reino se cumpliría, pero con esta noticia las cosas han cambiado... ¿por qué gobernar solo Egipto si podemos gobernar el mundo?
- ¿Creen que Antonio me pida casarnos?- Pregunté a mis siervas mientras estaba recostada.
- Claro mi reina ¿por qué no lo haría?- Respondió Quibilah.
- A los miembros del Senado no se les permite casarse con extranjeras, si viola esa ley, demostrará que en verdad me ama- Dije.
- Estoy segura de que él te ama, se nota en sus ojos cuando te mira- Dijo Akila.
- ¿Eso crees?- Sonreí.
- Sí majestad, te mira con deseos siempre- Respondió.
- Así es mi reina, él nunca te quita los ojos de encima. Él te ama- Dijo Azeneth.
- Tienes razón- Respondí.
- Además ya falta poco para que los bebés nazcan, tiene buenos motivos para casarse contigo- Quibilah acarició mi vientre.
- Estoy emocionada por ver a mis hijos ¿como serán?- Pregunté.
- Seguro muy guapos mi reina, serán todos unos dioses- Sonrió Azeneth.
- Son la unión de dos dioses- Sonreí- Pero está vez de la diosa Isis y el dios Dionisio- Reímos ya que para los romanos, Dionisio era el dios del vino.
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La última reina
Ficción históricaDescendiente de los ptolemaicos, reina de una cultura muy antigua, reencarnación viviente de una diosa. No, no es una mujer común, ella sobresale de entre todas por su belleza y astucia. Esta es la historia de Cleopatra, una mujer poderosa en un mun...