Ángel robado

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Mientras solucionaban las cosas, tanto Ed como Louis y Harry postergaron sus ocupaciones lo más que les fue posible. Ed pospuso la grabación de su nuevo disco, Louis delegó todas sus responsabilidades en la oficina y finalmente Harry, quien tuvo más problemas al hacerlo, canceló las entrevistas de promoción que tenía que dar los próximos días. Faltaba solo un mes para que se estrenara su película, era la tercera que hacía, después de despuntar con gran éxito en el cine, este era su primer protagónico y no solo era un gran logro personal, sino que era algo histórico, estaba basada en el nuevo y controversial libro del famoso escritor Nicolas Sparks, como todos sabemos, su género por excelencia es el romance.

Lo relevante en este libro en particular es que los protagonistas son dos hombres que se enamoran, pero al ser figuras públicas tienen que esconder su tórrido romance. Cualquier parecido con la realidad resulta mera coincidencia. Las opiniones encontradas no se hicieron esperar, primero cuando el libro se publicó y la bomba estalló cuando anunciaron quien sería el protagonista. Ahora luchaban con la feroz crítica de los medios y cruzaban los dedos para que no resultara en un potencial desastre. Después de todo, esta sociedad que se jacta de ser evolucionada y superior a sus sucesores, en el fondo siguen siendo los mismos retrogradas y pre juiciosos de todos los tiempos.

También quedaba por grabar el vídeo del nuevo tema musical de Harry, para el que le llamarían en cuanto la locación estuviese lista. Tenían intención de sacar todo este trabajo adelante y tomarse libres las últimas dos semanas del año, tal como lo habían hecho los últimos siete.

Descansaban en la terraza después de que la laboratorista les tomara la muestra de sangre. Ad no había puesto tanta resistencia a la aguja como lo había hecho Harry pero al final, los tres ganaron una rica paleta. Esa mañana Ad no había asistido a la escuela, para no asustarla, solo le dijeron que le harían un chequeo médico de rutina y como premio la llevarían más tarde al cine, por supuesto, ella no necesitaba grandes explicaciones, lo único que había escuchado es que no tenía que ir al colegio. Una de las empleadas les avisó que una joven los buscaba con urgencia.

Al bajar las escaleras, lo primero que llamó su atención en la sala fue la figura nerviosa de Esthel. Ella no sólo había sido la nana de Ad desde que cumplió un año si no que también era el ama de llaves responsable de la casa y de todo lo que se hacía en ella cuando viajaban. Era una mujer robusta y algo mayor, de carácter dulce y amable. Confiaban plenamente en ella y en su juicio.

Estaba de pie en la sala de estar junto a una joven de unos veintitantos años. Era bonita, delgada de ojos azules, su pelo rubio cenizo estaba recogido en una trenza larga que caía en su espalda. Vestía formalmente, una falda hasta las rodillas con un saco a juego de color gris oscuro y calzaba unas zapatillas no muy altas. De inmediato, Louis que llevaba de la mano a Ad, se la dio a Esthel y le indicó con un gesto que se la llevara a la cocina.

-¿Qué es lo que está pasando? –preguntó Harry un poco nervioso por lo inusual de la situación.

-Nadie, y no me importa quien sea, nadie tiene permitido entrar a esta casa –comenzó a regañar Louis, sin dirigirse a nadie específicamente- Así que más vale que tengan una excelente explicación para esto.

-Mi nombre es Cherry. Trabajo en el departamento de servicios infantiles – comenzó la joven, Louis le hizo una seña para que se detuviera.

Antes de que le pudieran preguntar cualquier otra cosa, les entregó la carpeta que traía en las manos.

-Por esto estoy aquí. –Les dijo- El área que me asignaron se dedica a investigar a profundidad los trámites de adopciones que tienen un carácter sospechoso o fraudulento para tomar acciones legales en caso de ser necesario. Es todo un proceso que requiere meses de investigación, entrevistas con los padres, trámites burocráticos que suelen tardar incluso años. Al final, solo en el caso de unos pocos, las adopciones se revierten e interviene la policía para retirar a los niños de sus tutores y llevarlos a un albergue del Estado mientras se define su situación.

-No entiendo qué tiene que ver esto con nosotros. Nuestra hija no es adoptada, su madre falleció cuando ella nació. –le dijo Harry con un nudo en la garganta.

-Podemos demostrar con facilidad que es nuestra hija, con una simple prueba de sangre –le dijo Louis algo aturdido después de leer el documento completo y de solo haber entendido la mitad de la jerga técnica que contenía.

-Ese es el problema. No sé qué está pasando pero la orden judicial para llevarse a la niña tiene la fecha del día de hoy. Por eso vine. Porque sea quien sea que haya hecho esto, no tiene la intención de darles la oportunidad de probar nada. Tienen que irse... ¡YA!

-¡Estás loca! No sabemos quién eres, ni si lo que dices es cierto. ¿Por qué deberíamos confiar en ti? –Le pregunto Louis enojado - Si fuera cierto, ¿por qué nos ayudarías?

- Señor, la policía y servicios sociales están aquí – dijo Esthel agitada, hablando atropelladamente mientras irrumpía en la sala con la mano de Ad aferrada a la suya con temor.

Se miraron en silencio un momento. Ad corrió a los brazos de Harry, que la levantó recargando su cabeza en su hombro con la cara escondida en su cuello. Era pequeña pero no tanto como para no darse cuenta de que algo grave pasaba. Pero hasta que su padre la cargó y sintió el leve temblor en sus manos y el acelerado latir de su corazón, supo con certeza que algo horrible estaba pasando. Aunque ni siquiera podía imaginarse qué tanto.

Cherry se colocó detrás de la pared que daba al comedor sin que los chicos pusieran atención en ella. Entraron tres policías, dos hombres con traje que parecían salidos de la película hombres de negro y una mujer de mediana edad con semblante de piedra. Vestía una falda y un saco iguales a los de Cherry. Su rostro reflejaba una gran apatía, sin la más mínima intención de ser cortés o considerada se limitó a ordenar.

-Entreguen a la menor, tenemos una orden judicial expedida por el Estado para llevárnosla. Si se oponen serán arrestados. No lo hagan más difícil –les dijo sin emociones, como si aquellas palabras fueran rutinarias para ella.

-Muerto me vas a arrebatar a mi hija – le contestó Louis dirigiéndose hacia ella en forma desafiante.

A penas dio tres pasos cuando uno de los policías lo agarró del brazo para detenerlo, lo que solo hizo que Louis se enojara aún más. Sentía una furia irracional, más allá de la sensatez y la cordura, lo único que sabía es que no podía permitirlo, aunque en ello le fuera la vida. Esa era su hija, lo había sido durante siete años y ahora estaban estas personas salidas de la nada que querían llevársela. Como por voluntad propia le asestó un derechazo en la costilla al policía, lo que provocó que los otros dos se lanzaran sobre él también tratando de controlarlo. Aunque era una pelea bastante injusta de tres contra uno, les resultó bastante difícil lograr que se calmara y que dejara de golpear, por lo que lo esposaron.

Adeline lloraba con fuerza. La mujer que observaba todo desde una distancia prudente se acercó a ellos y la tomó de la cintura para que soltara a su padre, ella se aferró a él y él a ella, hasta que uno de los hombres de traje se acercó, sostuvo a Harry de los brazos para que la soltara.

Harry no disminuyó la fuerza de su abrazo, tuvo que ayudarles el otro hombre con traje y entre los dos lo sostuvieron para que la mujer le arrancara, literalmente, le arrancara a la pequeña del cuello. Ella luchó, pataleó, gritó, lloró, se resistió todo lo que pudo.

-Papaaaaaaaá –gritó Ad mientras se la llevaban forcejeando.

UnbreakableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora