Una elección imposible

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Despertó sudando, todavía podía sentir la humedad en el cuerpo y en su mano el tacto de los dedos delgados y suaves de Adeline. En ese instante sintió más lucidez en su interior. La dirección correcta era la dirección incorrecta. Allí es a donde debía dirigirse. 

Era muy temprano, apenas estaba saliendo el sol. Se incorporó con cuidado para no despertar a Harry, lo besó en la frente, le escribió una nota para que no se preocupara y la dejó sobre la mesita y salió.

Ed que se había levantado en ese momento al baño, vio por la ventana cuando su auto salía de la casa. Le marcó por teléfono al tiempo que se vestía para tratar de alcanzarlo. Discutieron largo rato los pros y los contras, sobre todo los contras, de su irracional plan, a Ed no le parecía acertado dirigirse allá solo, en base a un sueño loco, que él habría deseado soñar, pero como no podría convencerlo de lo contrario decidió seguirlo. Así que se subió a su auto y se dirigió hacia allá también.

La dirección era un poco retirada de donde ellos vivían, era una colonia de clase media baja, con una reputación de no ser muy segura. Al dar la vuelta en la calle que buscaba le llamó la atención que la mayoría de las casas en esa cuadra estaban deshabitadas, lo que resultaba bastante extraño. El GPS marcaba la dirección como correcta pero al llegar Louis pensó que debía de haber algún error. Aquello ya no era un hogar temporal, era una casona vieja y abandonada, derruida por el tiempo y el olvido.

Sabía que Adeline no le tendería una trampa pero no era capaz de imaginar con lo que se encontraría. Un terrible presentimiento se había instalado en su pecho.

La vieja casona estaba rodeada por una barda baja que tenía una puerta de reja sin ningún candado por lo que atravesó el jardín delantero sin dificultad. Había hierbas secas por todas partes, mucha basura y no se notaba en el exterior ninguna señal de vida.

La puerta principal estaba cerrada aunque no con llave, al girar la manija se abrió en un rechinar seco. En contraste con el exterior, adentro todo estaba impecablemente limpio. Recorrió el salón que tenía sillones, una mesita de café y hasta una chimenea en perfecto estado, entró a la cocina, pasó por el comedor, se asomó al baño. Todo parecía estar en orden. Escucho ruidos en la planta alta. Preguntó si había alguien varias veces durante su recorrido pero no obtuvo respuesta. Estaba seguro que había alguien más, así que empezó a subir las escaleras. Los fantasmas no existen pensó, tratando de tranquilizarse. Fue entonces que escuchó con más claridad una especie de rechinido. Arriba se encontró con varias habitaciones, cada cual con sus camas, con su tocador y su ropero, todo ordenado y limpio. Se dirigió hacia el último cuarto.

-Sé que estás aquí –Dijo Louis tratando de cortar el silencio- ¿Quién eres?

Abrió la puerta. Era lo más parecido a una oficina. Con un escritorio equipado con una computadora y un librero a su espalda. La figura de su persona sentada en medio de la habitación creaba una sombra a su costado debido a la luz que entraba a raudales por la ventana.

Lo miró petrificado sin estar seguro de si estaba vivo o muerto, sin lograr distinguir si había despertado del sueño o si seguía dormido. Un temblor le recorrió el cuerpo, pero el shock no le permitía formular ni una palabra.

De todas las teorías conspiratorias que su descabellada imaginación había logrado concebir, esto estaba muy lejos de su consideración. Louis era valiente, mucho más de lo que él mismo percibía, pero hay que reconocer que por un breve instante consideró la posibilidad de escapar de allí, porque no hay broma más infame que atestiguar aquello. Si la muerte había querido ser cruel y brutal, lo había conseguido ¿Por qué estaba él aquí y no ella? ¿Por qué Simon respira y Adeline está muerta?

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