Desempleado

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Louis observó a Harry un momento antes de atreverse a hablarle.

-Creí que estarían ya en casa de tu madre – le dijo Louis tratando de iniciar una conversación.

- Terminé el trabajo que tenía y decidí regresar enseguida – le respondió Harry, limpiándose rápidamente una lágrima para que no la viera.

Harry tenía los ojos hinchados, se notaba que había llorado largas horas, su pelo alborotado y un par de arrugas en su camisa inquietaron a Louis demasiado.

-¿Estás bien?- le preguntó tratando de controlar su creciente inquietud - ¿Dónde está Adeline? Por favor dime la verdad ¿Por qué regresaste?

-Adeline está con Ed, en su casa. Regresamos porque pensé que lo correcto es que ella pase contigo tu cumpleaños, yo tenía que volver esta tarde pero...

-¿Pero qué?

-¿Y si yo te dijera que fueron tus ojos los que me hicieron quedarme?

Louis se quedó boquiabierto. Aquellas palabras... 

Recordó esa tarde en la que estaba tan nervioso, que se metió al baño para alejarse del barullo y estar solo un momento. Se miró al espejo, se echó agua en la cara y respiró. Consideró marcharse, no se sentía capaz de hacerlo, en unos pocos minutos lo llamarían para la audición de X Factor. Simon Cowell era una leyenda en la industria y solo pensar en estar frente a él, le hacía temblar las rodillas. "Me largaré de aquí" pensó. Cuando estaba decidido a salir y decirle a su madre que quería marcharse, lo vio entrar. Se acercó al lavabo que estaba junto a él y se lavó las manos. Volteó a verlo y le sonrió. "¿Estás bien? Te ves un poco pálido." le preguntó el chico. Louis no podía dejar de ver sus ojos verdes, se quedó en blanco por un momento y lo único que atinó a decir fue: "¿Y si yo te dijera que fueron tus ojos los que me hicieron quedarme?" Harry le sonrió más ampliamente, aunque no podía saber a qué se refería. Salieron juntos de allí y quedaron en reunirse después de las audiciones. Ese fue el principio de todo. Ni por un instante pensó que pasaría a la siguiente etapa, se quedó con la única intención de volver a ver el verde de sus ojos.

Los interrumpió su secretaría abruptamente, antes de que Louis pudiera contestarle.

-Disculpe señor, no quería interrumpirlos, pero los están esperando en la sala de juntas A.

-¿Nos están esperando, quién? –preguntó Louis confundido.

-Por eso vine Louis, recibí el citatorio para la disolución de nuestro matrimonio, por alguna razón el abogado quería que fuera aquí.

Sobra explicar que, quien inició el trámite del divorcio no fue Louis, si no el propio Simon. Tenía todo un equipo de abogados a su servicio, dispuestos a doblegar las leyes que fueran necesarias con tal de lograr lo que deseaba.

Harry se dirigió hacia la puerta para seguir a la secretaría que tenía la buena intención de escoltarlos a la reunión. Luis se adelantó los escasos pasos que Harry iba frente a él y cerró la puerta.

-Pídeme que no lo haga Harry y me retractaré.

-Nos están mirando- le respondió.

Las persianas de las ventanas estaban abiertas y el golpe súbito de la puerta al cerrarse, llamó la atención de todos. De los intrusos, de las secretarias, de los abogados que estaban cruzando el pasillo.

-No me importa, dime que me quede a tu lado y lo haré. Pídeme que huya contigo, nos iremos con nuestra hija a donde tú quieras... - le suplicó Louis.

-Pensar en lo que hiciste para protegernos me hizo amarte aún más, pero ya es hora de que entiendas que el amor es dejarse ser salvado, no solo salvar a otros.

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