Aunque volviera, él jamás regresaría.

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Habiendo acordado que a la mañana siguiente, Richard viajaría con ellos para tenderle una trampa a Simon, para hacer la denuncia pertinente en la policía y como no estaban dispuestos a permitir que se les escapara o que los traicionara, se invitaron solos a dormir esa noche en su casa.

Ya casi anochecía, por lo que les ofrecieron algo de cenar. Aunque el doctor a penas y pronunció algunas palabras, Julia conversó mucho con ellos, de su trabajo, de sus familias, de sus futuros proyectos y por supuesto, de su amigo, el soltero más codiciado del año.

Zayn y Louis se quedarían en el cuarto de huéspedes que Julia les preparó. Ed insistió, quizás demasiado, en dormir en el sofá, no podía decirle a Julia que era para vigilar la puerta y a su marido, así que le insinuó en confidencia que era para darle privacidad a ese par. Con lo que Ed no contaba, es que fuera tan indiscreta, que usara la excusa de llevarles unas mantas extras, para poder enterarse de algo más.

-Chicos, hacen muy bonita pareja – les dijo, guiñándoles un ojo, mientras les acomodaba las almohadas.

-¡¿Qué?! – Dijo Louis con horror - ¡¿Con este zopenco?! No gracias. Si vieras el hombre que tengo en mi casa, sabrías que ni en mis peores días me habría enredado con Zayn.

-Gracias, yo también te quiero – dijo Zayn dirigiéndose a Louis y se metió al baño para no participar más en esta discusión y darse una ducha.

-No quería ser inoportuna, yo pensé que ustedes...

-¡No, jamás! Es como mi hermano, bueno era... mi esposo es Harry... Harry Styles.

-¿Tú eres el esposo de Harry, el desgraciado infeliz que lo abandonó? ¡A pesar de que tienen una niña pequeña!

-No, no, no, yo lo amo...

-Es prensa amarillista sin escrúpulos – dijo Ed llegando a tiempo de distraerla, esperando poder arreglar lo que hizo, de preferencia, sin que Louis se diera cuenta.

Se llevó a Julia de allí, diciéndole que llamarían a Niall para que la saludara, lo que distrajo su atención completamente.

En cuanto acabaron la llamada y todos se fueron a sus habitaciones, Ed se acomodó en el sillón mientras todo se quedó en silencio. Cuando la quietud llenó la casa, se levantó. Temía quedarse dormido, así que, con sigilo se preparó un café. Mientras lo hacía, pensó en lo mal educado que era de su parte, andar por una casa ajena como si fuera suya, pero también pensó, que quien inventó esas reglas de etiqueta, jamás consideró que se encontraría en una posición como esta. Así que se preparó un café y tomó algunas galletas de la alacena, no muchas al principio, para no hacer que el hurto fuera tan evidente, pero sin darse cuenta se las comió todas.

Estaba sentado en el sofá jugando un juego en su teléfono entre bostezos, cuando escuchó un ruido. Eran como las tres de la madrugada cuando escuchó que la puerta de la habitación principal se abrió. Se metió rápidamente en la manta y se hizo el dormido para ver quién era y lo que hacía. Pasó junto a él, el doctor en bata y se metió en el estudio en el que habían estado hablando por la tarde. Esperó un poco y se levantó en puntas, tratando de no hacer ningún ruido y se pegó a la puerta pero no se escuchaba nada.

Estuvo un rato allí, cuando se le ocurrió la idea de que se podía escapar por la ventana. Le pareció un poco ridículo, pero ya nada estaba situado en la categoría de lo imposible en su entendimiento, así que se dirigió a la cocina, en donde había una ventana lateral, desde donde se podía ver la luz encendida que salía de la ventana del estudio, desde allí lo podría ver salir en caso de que lo hiciera. 

UnbreakableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora