La mentira

378 69 20
                                    



Ed dejó su auto allí y le quitó a Louis sus llaves para conducir su deportivo, no podía permitir que manejara en el estado en el que se encontraba. A medio camino Louis comenzó a agitarse, mientras más vueltas le daba al asunto menos podía respirar, empezó a sentir que su garganta se cerraba y que le faltaba el aire. Alarmado Ed detuvo el auto a la orilla de una avenida para que se bajara. Louis se dejó caer de rodillas en el asfalto hasta que recuperó el aliento y Ed lo ayudó a ponerse de pie.

Louis y Ed regresaron a casa. Antes de abrir la puerta de la entrada y ver su vida cambiar radicalmente se detuvo un instante y dudó. Era irreal, absurdo, trágico y ridículo.

Al entrar encontraron a Harry, Niall y Liam sentados en el sofá en compañía de Cherry, quien le explicaba con detalle cómo había rastreado la demanda y descubierto que el origen de la misma se hallaba en el departamento de familia por la iniciativa de una tal Hanna que llevaba relativamente poco tiempo trabajando allí. Teorizaban acerca de sus motivos. Cuando Harry los vio llegar se puso de pie para recibir a Louis con un abrazo, como siempre lo hacía.

-¿Estás bien amor, qué sucede? – le preguntó de inmediato al percibir su tensión.

-No es nada, es que esta situación me está enloqueciendo - le respondió Louis inquieto.

Siguieron escuchando las extrañezas del caso cuando tocaron a la puerta. Adeline entró corriendo y se lanzó a los brazos de Harry que era quien estaba más cerca de la puerta, al verla se paró de inmediato para levantarla en un abrazo. Ambos lloraban de la emoción. Louis y Ed que no eran buenos actores no pudieron disimular que no les sorprendía la llegada de la pequeña, pero si les dio una alegría infinita verla feliz y a salvo, afortunadamente Harry estaba tan emocionado que no se dio cuenta. Cherry se retiró para darles privacidad, quedando de volver en otro momento para analizar la información que tenían.

Lo primero que hicieron fue interrogar a la pequeña acerca de cómo la habían tratado, pero para su tranquilidad, la cuidaron bien. Estaba asustada porque no podía entender nada, pero les aseguró que le dieron de cenar crepas con chocolate, que eran sus favoritas, que durmió en una habitación bonita llena de dinosaurios y que incluso le pusieron todas las películas de perros que hablaban que había en Netflix. Los chicos celebraron, brindando y riendo hasta tarde.

Cuando se quedaron solos, después de leerle tres historia a la pequeña Ad para que se quedara dormida, Louis salió al balcón de su habitación a tomar el aire. Ni siquiera imaginaba la combinación necesaria de palabras para decir aquello que nunca se creyó capaz de pronunciar.

-Dime qué sucede – escuchó a Harry acercándose – te conozco y sé que algo no anda bien.

-Me voy Harry – le respondió al tiempo que se volteó para mirarlo de frente – Te dejo.

Fue como si estuviera escuchando a otra persona, a alguien diferente, capaz de provocar que esos ojos verdes se llenaran de lágrimas por su culpa, alguien que no había pasado los últimos 12 años asegurándose de que fuera feliz.

-¿De qué hablas? – le contestó presa de la confusión y sintiendo que la desesperación lo devoraría – No es posible, superaremos esto como hemos superado todo, nos amamos, yo te amo...

-Pero yo no – Mintió Louis, sintiendo que esas palabras le desgarraban la garganta.

Solo tuvo el valor para ver un par de segundos la reacción de Harry que no se movió, pero supo que esto lo había destrozado, lo supo porque al marcharse dejaba con él su vida, sus sueños, su pasado, su futuro.

Se fue con el corazón vacío, sin mirar atrás, sin poder decirle que su mayor acto de amor hacia él había sido abandonarlo.

Harry lloró hasta que se quedó dormido con la ropa puesta. En la madrugada sintió la mano de Ad que le acariciaba la cara y despertó.

-Soy yo.

-Hola cariño, ven aquí.

Se recostó junto a él y la abrazó. No era la primera vez que sus papás dormían separados pues debido al trabajo a veces viajaban, pero había algo diferente, aunque no pudiera saber con certeza qué era.

-¿Va a regresar?

-No lo sé cariño.

-Yo quiero que vuelva.

-Yo también. ¿Soñaste a mamá?

-Sí, me dijo que no me preocupara y que tú tampoco, que papi nos ama tanto que tuvo que irse.

UnbreakableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora