Ni ahora ni después

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En solo tres días Ad se recuperó por completo. Tal y como lo prometieron Louis y Ed, fueron a verla cada noche, le cantaban y leían un rato y se iban en cuanto se quedaba dormida. Pero en ninguna de esas ocasiones Louis se volvió a encontrar con Harry, parecía que estaba evitándolos a propósito.

La semana pasó sin mayor trascendencia, lograron establecer el horario de Simon, excepto por los días que había citado a Louis, había un patrón muy claro. Por la mañana temprano salía rumbo MM Management a trabajar. Una hora después llegaba una empleada que se encargaba de la limpieza, lo cual sabían debido a que podían verla a través de las ventanas de la planta alta. Ella estaba alrededor de tres horas y se iba. La casa se quedaba sola hasta media tarde en que llegaba Simon. Todos los días eran exactamente idénticos. Excepto por el domingo anterior que salió un par de horas y no pudieron seguirlo ya que Niall había tenido la genial idea de ir por pizza en ese momento y Louis no tenía carro. Pero hoy, estaban preparados si se repetía. Y así fue.

Para su sorpresa, siguieron a Simon hasta un fraccionamiento de clase media alta al norte de la ciudad. Se estacionaron a una cuadra del auto de Simon que a su vez estaba en la parte posterior del parque, en sentido opuesto de la entrada principal. De modo que él observaba jugar a los niños. Estuvieron así casi dos horas completas, en las que no lo vieron hacer nada más que mirar a los pequeños. Fue Ed quien reconoció a Lauren Silverman, aunque había teñido su pelo y ya no vestía como súper modelo, era ella. Eso les hizo deducir que entre los pequeños que jugaban debía de estar su hijo, que ahora tendría unos ocho años y medio.

-¿Qué demonios pasa aquí? - preguntó Ed confundido.

-Es obvio, extraña a su familia - respondió Louis tristemente.

Louis conocía ese sentimiento, sin embargo, él no podía entender que Simon no se bajara de su auto y se dirigiera hacia ellos, que se negara a sí mismo la posibilidad de abrazarlos y decirles que los amaba tanto que renunciaría a todo con tal de hacerles saber que eran lo más importante de su existencia. Él lo habría hecho, sin dudarlo.

-He estado pensando y creo que debemos entrar a la casa de Simon cuando salga, tenemos sus horarios bien definidos y lo único que necesitamos es recuperar las pruebas que juntamos, así si continúa con su demanda podemos defendernos, o mejor aún, tal vez encontremos algo que lo incrimine o que pruebe quien es.

-¿No has pensado que puede tener algún tipo de sistema de seguridad? 

-Es una casa Ed, no un banco.

-No es una buena idea Louis, piénsalo, no creo que sea tan tonto como para tener cosas tan importantes a la mano, además, si nos atrapa estaremos arruinados.

-¡Estoy harto de jugar al detective¡ Ya no soporto esta situación. No sé cómo hacerlo. No sé cómo despertar en las mañanas sin la sensación de vértigo que me hace sentir el horror de la vigilia. No sé cómo recuperar el hambre, la tranquilidad o la cordura.

-Sé paciente Louis, solo han pasado dos semanas, arreglaremos esto, no sé como pero lo haremos.

-Es fácil para ti decirlo, no es del amor de tu vida ni de tu hija de quien hablamos – le gritó aventando su mano cuando intentó tocar su brazo para tranquilizarlo.

Pero en cuanto se escuchó a sí mismo decir estas palabras supo dos cosas: que no debió decirlo y que lo había herido profundamente.

-Aquí estoy, fingiendo que puedo manejar perderla dos veces, asumiendo el riesgo de ser tu cómplice, deseando que hubiéramos nacido en un mundo diferente para no estar en la terrible situación que me lo arrebató todo... que me la arrebató a ella – Le dijo Ed en un sollozo que fue apagando sus palabras, cada una más bajo que la anterior - ¿De verdad crees que puedo olvidar que la mujer que amé murió dando a luz a tu hija?

UnbreakableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora