Con o sin tu ayuda

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Harry madrugó para preparar a Ad para su obra de teatro. Con la ayuda de su vieja amiga Lou Tasdale, la maquillaron y la peinaron para la ocasión. El festival de fin de año del colegio era un acontecimiento que se manejaba con mucho entusiasmo, pues siempre se habían jactado de contar con los mejores programas de arte del país, por lo que priorizaban mucho en la buena organización y en la calidad del evento. 

Desde los cuatro años, Ad había participado en casi todo, cantando, bailando, de presentadora y ahora actuando. La experiencia pasada, le había demostrado que no tenía un talento extraordinario en todo lo anterior, pero tenía carisma y era extrovertida y eso era suficiente.

Minutos antes de que comenzara la obra, de pie, detrás del escenario, vieron a Louis y a Ed acercarse con prisa. Ad corrió a abrazar primero a su padre y luego a su tío. No se los dijo, pero le asustaba pensar que este año no vendrían.

-Llegamos tarde porque tu tío conduce como una abuela, hubiera llegado más rápido si me traía el repartidor de periódico que venía en bicicleta – le explicó Louis como si le hubiese leído el pensamiento- pero no me lo perdería por nada en el mundo.

La maestra se acercó a ellos para pedirles que se sentaran en sus lugares reservados, en primera fila del auditorio y para decirles, con un pesar demasiado acentuado, que el maestro de música, quien tocaría en esta ocasión, no había llegado por problemas personales. Como era obvio para todos, Ed pidió una guitarra y se ofreció para amenizar el evento.

Louis y Harry se dirigieron a sus lugares. Cuán grande fue la sorpresa de Louis cuando, al cederle el paso a Harry para que bajara los escalones primero, vio a Zayn sentado en uno de sus lugares reservados. La rabia que sintió al verlo allí, tan descaradamente, le provocó el deseo de tirarle todos los dientes, y lo habría hecho, de no ser porque una mano lo sostuvo con fuerza del brazo para detenerlo.

-Cálmate, recuerda que no sabemos nada y tenemos que seguir con esta farsa – le dijo Niall casi al oído.

-¿Qué haces aquí?

-Harry me llamó hace rato para decirme que sobraba un lugar y preguntarme que si lo quería – le explicó Niall – ya te imaginarás mi sorpresa cuando me dijo que Zayn había insistido en venir.

¿Cómo te sientas al lado de un traidor y finges que no pasa nada?

Louis empezó a sentir que le faltaba el aire. Salió del auditorio, se detuvo en los jardines y se inclinó apoyándose en las rodillas para tratar de respirar. Niall lo siguió para asegurarse de que estuviera bien y sin que se dieran cuenta, Harry, que los observaba de lejos, los había seguido también.

-¿Estás bien Louis? – preguntó Harry preocupado.

-Ya pasó – le respondió Louis incorporándose y tratando de parecer lo más normal posible – Debemos entrar, ya van a cerrar la puerta.

Harry no estaba convencido con esta explicación, pero sabía que no le dirían nada más, así que no insistió. Niall entró primero para adelantarse y sentarse junto a Zayn, tratando de que otro lugar más alejado de Louis hiciera la diferencia. Luego se sentó Harry y en seguida Louis. Vaciló un momento pero, ya que sobraba un lugar, alguien lo había ocupado rápidamente por lo que su única opción era sentarse junto a Harry. "El mejor lugar del mundo" pensó.

Apagaron las luces y la obra comenzó. Louis miraba de reojo la silueta de Harry, su rostro se iluminaba por la luz del escenario. Se sentía incómodo, temía ser demasiado obvio al mirarlo, no quería moverse tanto, le inquietaba incluso tocarlo. Pensó con dolor en los años que pasó viviendo con miedo de que una sola mueca lo delatara. Aquellos en que, su labor más difícil del día a día, era fingir que no le amaba. 

UnbreakableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora