XLIV

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Es irónico lo mucho que nos esforzamos por conservar la vida y lo rápido que pueden arrebatárnosla.

Si te preguntaran "¿ querrías saber que hoy es tu último día ?" muchos contestarían que sí. Para despedirte, para organizar tus cosas antes de irte, para llevar a cabo tu lista de cosas que hacer antes de estirar la pata.
Yo diría que no. Yo prefiero que se me lleven de inprovisto, no tener que saber que voy a morir pronto, actuar como un día cualquiera, seguir viviendo mi vida sin preocupaciones.

Y es que la muerte está tan segura de su victoria que nos da toda una vida de ventaja.

La gran tragedia de la vida no es la muerte. La gran tragedia de la vida es lo que dejamos morir en nuestro interior cuando aún estamos vivos.

Así que ríe, salta, llora, juega, ama... porque llegará un día en el que ya no podrás hacerlo.

Y así, tal y como vino, se fue.

Pero no sufrió, eso es lo que me consuela, lo que nos consuela a todos.

Fue a dormirse una noche, y simplemente, al día siguiente, ya no despertó.

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