XX

7.8K 637 13
                                    


Sabía perfectamente qué día era hoy. Un día como hoy, hacía dos años, me convertí en esclava, y hacía uno, cambié de dueño.

Era un día triste, y lo estaba. La fecha me hacía recordar las cosas que viví, que había olvidado. Bueno, no olvidado,  ¿ porque quien puede olvidarse de un padre, de una madre ? Sin duda, yo no.
Pero sí que, con todos los cambios que se habían dado en mi vida, me había distraído de ese pensamiento, había conseguido echarlo a un lado y no pensar mucho en él.

A veces todavía pensaba que seguían vivos. Sí, sabía que era imposible... pero a la vez era tan surrealista que estuvieran muertos... era como si hasta que no hubiera visto sus cenizas, sus tumbas, no consiguiera que la idea me entrara en la cabeza.

Tampoco sabía qué había sido del pobre Abbas. El día que todo cambió, se ausentó de su labor por algún asunto familiar, al que le dimos permiso. ¿ Conseguiría huir ? ¿ Le habrían vuelto a vender a otra parte ?

Sonreí con ironía. Antes, nuestro trato era de dueño a esclavo. Ahora sería de igual a igual.

Algo se me cruzó por la cabeza en ese momento. ¿ Había tratado yo a Abbas de forma denigrante alguna vez ? ¿ Mal ? Creía que no, lo esperaba. Ahora sabía lo que se sentía ser despreciado de tal forma. Sentí una simpatía mayor hacia Abbas de la que siempre había tenido.

- ¿ Me estás escuchando, chica ?

Salí bruscamente de mis pensamientos y ladeé la cabeza ante su pregunta.

Abrí la boca para decir que sí, pero él pilló mi mentira antes de que la formulara y alzó las cejas.

- No - suspiré, resignada.

- Para una vez que te asigno algo digno y no me haces caso - refunfuñó Didius - ¿ Dónde te has dejado hoy la cabeza ?

- En el pasado.

Él chasqueó la lengua.

- Cosa mala, el pasado. Uno nunca sabe que va a encontrar en esas aguas turbulentas.

- Pensaba en mi familia.

- ¿ Qué es de ella, si se puede preguntar ? ¿ Los perdiste de vista ? ¿ Te compraron solo a ti ?

Negué con la cabeza.

- Murieron - dije. Me di cuenta de que fue la primera vez que lo decía en voz alta - Hace dos años.

Didius, sorprendiéndome, me miró con tristeza.

- Poco tiempo es - contestó - Es normal que el dolor se sienta tan cercano. Yo también perdí a los míos, hace mucho.

- ¿ Pasará ?

Didius dejó lo que estaba haciendo y alzó la cabeza.

- ¿ El dolor ? - asentí - No, eso nunca desaparece. Pero disminuye.

Miré al suelo.

- Eso sería un gran avance.

Nos quedamos en silencio un buen rato, limpiando las crines de los caballos y cepillando sus grupas.

- Bueno, dejando esta deprimente conversación a un lado - dijo recuperando su característica forma de hablar - ¿ qué te parece si te doy una oportunidad ?

Alcé una ceja.

- ¿ Una oportunidad para qué ?- pregunté algo perdida.

- Para que me demuestres que vales la pena - respondió- Sabes que he terminado la doma pendiente - asentí - pero también sabes que queda un caballo por domar, ¿ no ?

Abrí los ojos desmesuradamente ante su insinuación.

- Quieres... ¿ Quieres que dome al potro ? - pregunté incrédula. Algo le debía estar pasando al viejo en la cabeza.

- Es joven. Como tú. Creo que hareis mejores migas, y como dice el amo, ya estoy muy mayor. Será mejor que cuando muera haya alguien que sepa manejarle bien. No te daré ningún consejo, lo que hagas con él es asunto tuyo. ¿ Y ? ¿ Te ves capaz ?

Asentí orgullosamente, con los ojos brillantes de la emoción.

- Entonces es todo tuyo.

Solté una carcajada, tan feliz que no podía caber en mi de gozo. Abracé a Didius en un arrebato, y sentí ganas de correr hacia el establo pequeño para visitar a mi nuevo compañero. Así lo hice.

- ¡ Eh, chica ! - me llamó mientras corría. Me detuve y le miré con una sonrisa, impaciente - Deberías ponerle un nombre.

Y sonrió.

ServaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora