Sacudí el polvo de mis pantalones y salí del establo.Al contrario que otras veces, hoy me había llenado entera de tierra, de arriba a abajo.
Intenté quitarme el tiznado de la cara, pero lo único que conseguí fue expandirlo.
Había sido un día duro. Aunque ya había progresado mucho con Alair , y ya giraba a la derecha e izquierda cuando se le ordenaba, todavía no me dejaba montarme sobre él, y había aterrizado varias veces sobre el duro suelo.
Me había hecho varias heridas al caer, que, si bien las había tenido peores, escocían.
Farfullé mientras salía en dirección a la comida. Aquel joven caballo tenía más genio que el propio Didius, a quien por cierto, no se le veía un pelo últimamente. ¿ Estaría enfermo ?
Despejé esos sentimientos de mi cabeza en cuanto levanté la vista del suelo y miré hacia el frente.
Me quedé clavada en mi sitio.
Mis ojos se abrieron de par en par, como platos, a punto de salirse de sus órbitas.
Me llevé la mano a la boca y dejé escapar una exclamación, sorprendida.
Se estaban... se estaban besando.
En ese momento ambos se separaron, al escucharme. Me miraron avergonzados, poniendo distancia entre ellos.
Pero a ella la vi preocupada.
Atia se me acercó a grandes zancadas, hasta colocarse en frente de mi, y me apartó la mano que aún sostenía sobre mis labios.
- Unus - me llamó preocupada, buscando algo en mi mirada - Unus, dioses, siento tanto que lo hayas visto... Yo... sé que tendría que haber hablado contigo de esto pero pasó sin más y... ¿ estás bien ?
Miré a Maximus confundida. Por la cara que tenía, supe que estaba tan perdido como yo.
- ¿ De qué hablas, Atia ? - preguntó, acercándose también.
Ella me señaló.
- Está enamorada de ti, Maximus.
La miré alzando las cejas y con la boca entreabierta.
- ¿¡ Estás de broma ?! - exclamé.
Y estallé en carcajadas. Maximus rió también, mientras que ella nos miraba a ambos frunciendo los labios.
- ¿ No ? - preguntó desorientada.
- No - contesté, aún entre risas - Para nada.
Atia le echó una mirada a Maximus y sonrió, cogiéndole de la mano y arrimándose a él.
- Tanto mejor.
Después, frunció el ceño y se le vio con una expresión pensativa.
- Entonces, ¿ por qué estás tan rara últimamente ? ¿ por qué te desvelas en mitad de la noche y estás tan distraída ?
En aquel momento, alguien salió de la casa para tomar el aire. Oteó el horizonte, nos miró brevemente y volvió a lo suyo.
La mirada de Atia se deslizó hasta Octavius y volvió a mi.
- Oh - dijo preocupada - sí que estás enamorada. Pero no de Maximus... sino de otro hombre.
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Serva
Historical FictionMe creen débil, pero soy fuerte. Soy apenas una niña, pero a la vez, toda una mujer. Soy sierva, pero nací libre. (Novela ambientada en la Antigua Roma) #1 en Novela Histórica el 18/02/19