NARRA OCTAVIUS
Regresé a la villa con una gran sonrisa estampada en la cara.
No podía evitarlo, había algo por dentro que movía mis entrañas y que, siendo yo una persona seria, hacía que quisiera reír a cada rato.
Hacía tiempo que no encontraba un atardecer tan hermoso, la naturaleza tan acogedora, y el viento tan fresco. Era como si con ella todo aumentara, todo se ampliaba.
Jamás la había visto tan feliz. Mostrarse con tanta libertad, como si solo en aquel momento existiera ella y el mundo, había sido estremecedor. Era como si por un momento hubiera dejado de ser la Unus esclava, resignada y apagada, y se hubiera mostrado llena de vida, como realmente era.
Pasé la lengua por mis labios, humedeciéndolos. Los suyos eran suaves y finos, tendía a atraparse el inferior cuando estaba nerviosa o tensa.
- Que los dioses te acompañen esta noche, Vitrubius - saludé amablemente, al verle sentado en las escaleras del umbral.
- Y que te acompañen a ti también, amigo mío - contestó él - ¿ Un paseo nocturno ?
Asentí, sentándome a su lado.
- ¿ Has ido a verla ? - preguntó tras un rato en silencio.
Volví la cabeza hacia él y respondí tranquilamente :
- ¿ A quién te refieres ?
Él alzó una ceja con una sonrisa.
- Te he criado como si fueras mi hijo, Octavius. He estado ahí desde tu primer llanto hasta la última batalla. Te he visto crecer y convertirte en el hombre que eres hoy. ¿ Crees que después de todo no me doy cuenta de cuando mientes ?
Le sostuve la mirada, inexpresivo, pero él no abandonó su sonrisa.
Era cierto. Él había sido mi maestro, me había adiestrado en el arte de la lucha; en el caballo, en la espada, en los ataques, las defensas, las estrategias, la habilidad, la estrategia, la fuerza, la agilidad... Él había formado todo lo que era hoy. Había sido como un segundo padre para mi. Y estaba seguro de que él no creería que lo que pasaba era inaceptable. Tanto él como padre eran hombres adelantados a la mentalidad de la época.
- ¿ En qué me he delatado ? - suspiré resignado.
- Solo hace falta ver como os mirais, amigo mío. Tu mirada cambia cuando la miras, como si tus ojos sonrieran por ti, y la suya igual. ¿ lo sabe alguien ?
- Eres el primero, al menos por mi parte.
- Será mejor que no lo sepa mucha gente.
- Lo sé.
- ¿ Estás enamorado de ella ?
- Yo... solo sé que a su lado soy más feliz.
- Es todo lo que necesito oír.

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Serva
Ficção HistóricaMe creen débil, pero soy fuerte. Soy apenas una niña, pero a la vez, toda una mujer. Soy sierva, pero nací libre. (Novela ambientada en la Antigua Roma) #1 en Novela Histórica el 18/02/19