Capitulo XVIII

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Nina: Ámbar, no podes salir así.—dice Nina mientras ve a Ámbar apartar la sábana para bajar de la cama.

Ámbar: No traten de detenerme.—chilla Ámbar con lágrimas en los ojos—. No traten de impedírmelo. (Ámbar sale del cuarto y avanza por el pasillo. Nina y Luna van tras ella. Buscan a Simón por toda la planta y no lo encuentran)

Nina: Ámbar, detente, por favor, ya hemos buscado en todas las salas de esta planta, a lo mejor no estén en este hospital.

Ámbar: Luna, llama a Pedro y preguntarle, por favor, necesito saber.

Luna: Está bien, lo haré pero calmate. (Luna saca el celular del bolso y marca a Pedro)

Pedro: Decíme

Luna: ¿En qué hospital lo han llevado?

Pedro: En el mismo donde estuvo Ámbar, pero ahora lo han llevado para tratar de limpiar la herida y ver si es profunda.

Luna: De acuerdo. (Luna cuelga y antes de que pueda dar una noticia, ven a Pedro aparecer junto con Nico)

Ámbar: ¿Cómo está Simón?

Nico: Aún estamos esperando que nos digan.

Ámbar: No es posible, eso no puede ser posible ¿quién lo apuñaló? (Luna y Nina abrazan a Ámbar. Al instante aparece el doctor. Ámbar va corriendo hacia el encuentro del doctor)

Ámbar: ¿Cómo está?

Doctor: Afortunadamente la herida no dañó ningún órgano, lo que le aleja del peligro, pero ha perdido mucha sangre.

Nico: ¿Y?

Doctor: Ahora está descansando a causa de los sedantes, cuando despierte le dolerá un poco la herida, pero no es nada grave.

Ámbar: ¿Puedo ir a verlo? Por favor.

Doctor: Claro, pero traten de que no hable mucho.

Ámbar: Está bien. (Ámbar se dirige a los demás)

Pedro: Ve, estaremos acá. Ámbar: Gracias. (Se va Ámbar a la sala de Simón. Abre la puerta y lo ve dormido. Ella cierta lentamente la puerta a sus espaldas y camina hasta Simón)

Ámbar: Amor, no sabes cuánto me duele verte así, no sabes cuánto me duele no haber hecho nada por vos para evitarlo.—Ambar acerca su cabeza a la de Simón —. Te amo tanto como no tenés idea. Estos días sin vos son eternos, ojalá pudieras perdonarme, ojala pudieras mirarme como antes, sin el odio que muestras tus ojos al mirarme.—Ambar acaricia su mejilla—. Gracias a Dios no te pasó algo grave. (Simón abre lentamente los ojos. Ámbar se aparta rápidamente)

(Ámbar se queda mirando a Simón, nerviosa, sin saber qué hacer. Pues su relación con Simón últimamente sólo era discutir, mas, ella no quería que eso pasara)

Ámbar: Lo...lo siento, el doctor dijo que, que los sedantes te hicieron dormir, no...no sabia que te despertaría.

Simón: No debiste dejar de decirme que me amas.

Ámbar: Yo...yo no quiero discutir, te juro que no he venido para eso, yo solo...

Simón: ..te amo (Ámbar se queda callada, pues no sabe qué decir al respecto, por otra parte está Daniela)

Ámbar: Yo...no sé.

Simón: No hay nada que saber, ambos nos amamos, sólo tenés que aceptar ser mi novia.

Ámbar: ¿Lo decís enserio?

Simón: Muy enserio.

Ámbar: ¿Y Daniela? (Simón mira a Ámbar desconcertado)

Por tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora