Capitulo XXXI

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(Simón y Ámbar se encuentra en el agua besándose, ambos abrazados, cuando, poco a poco se van desvistiendo entre besos y caricias)

Ámbar: Te amo.

Simón: Yo también te amo, amor. (Los besos, las caricias, los gemidos. El momento es tan especial, tan magico que terminan por hacer el amor)

Ámbar: Amor ¿crees que tu madre es feliz estando sola?—pregunta Ámbar mientras ella y Simón se encuentran sentados en el yate, ambos vestidos con ropa seca y cubiertos con una manta, abrazados.

Simón: ¿Qué quieres decir?

Ámbar: Bueno, tu madre es joven, creo que puede enamorarse.

Simón: No.

Ámbar: Pero ¿por qué?

Simón: Porque estaba con mi padre, ella es esposa de mi padre.

Ámbar: Comprendo, pero tu padre lamentablemente ya no está y la vida sigue, tu madre...

Simón: ...Ámbar ya te dije que no, no quiero que nadie entre en la vida de mi madre, no quiero que nadie la toque, ella estaba con mi padre.

Ámbar: Sos muy egoísta, no es justo.

Simón: ¿Por qué te interesa que mi madre tenga novio?

Ámbar: Yo..yo solo trataba de unirla con alguien, nada más.

Simón: Escucha, por las buenas, no quiero que unas a mi madre con nadie.

Ámbar: Está bien, lo tengo más que claro.—Ambar acurruca la cabeza en el pecho de Simón —. Ha sido un día muy especial para mí.—Ambar besa el cuello de Simón y luego sus labios.

Simón: Para mí también.Te dije que las cosas se darían por sí solas.

Ámbar: Si tuviéramos un hijo ¿queres que sea chico o chica? (Simón aparta a Ámbar lentamente de su pecho)

Simón: ¿De qué estás hablando?

Ámbar: Sólo es una simple pregunta.

Simón: Espero que no hayas maquinado nada, Ámbar, aún no te operan, no podemos hablar de tener hijos ahora, primero está tu salud.

Ámbar: ¿Y si me muero?

Simón: Te prohíbo que digas eso, no te vas a morir.

Ámbar: Pero tampoco podemos asegurar que viviré, y no quiero dejar esa vida sin darte un hijo, al menos para que me recuerdes.—dice Ámbar bajando la cabeza mientras las lágrimas bajan por sus mejillas.

Simón: ¿Crees que podría olvidarte? Eso nunca pasaría porque no te vas a morir, no lo voy a permitir.

Ámbar: Me haces feliz y eso se agradece.

Simón: No llores, amor.—dice Simón abrazándola —. Tú me haces más feliz.

(Daniela toca a la puerta y abre la Sra Álvarez)

Sra Álvarez: ¿Qué haces aquí?

Daniela: Me enteré de que llegó Simón y quise venirlo a saludar.

Sra Álvarez: Simón no está. —la madre de Simón trata de cerrar la puerta pero Daniela la detiene.

Daniela: Señora Álvarez, me gustaría hablar con usted, es importante.

Sra Álvarez: Sabes que no puedo hacer nada por los sentimientos de mi hijo, tuviste tu oportunidad y la persiste.

Daniela: Lo sé, pero no se trata de mí, sino de la relación de Ámbar y Simón y el peligro que corre. (La madre de Simón arruga la frente son entender)

Por tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora