Capítulo 44: Canción

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Una semana después...

Domingo

Alejandra POV

Ya había pasado una semana de mi recuperación, todavía me dolía pero sabía que tenía a mis amigos, familia y Shawn para ayudarme con este proceso difícil para mí, en fin, ya pasó la semana de exámenes y ahora estoy en segundo semestre... lo increíble es que... me saque un cien perfecto, no lo podía creer, suelo sacarme noventas y salgo, de verdad quería llorar, olvidando esa emoción, hoy era domingo y mañana de nuevo escuela, era el medio día, cada quien desayuno y toda eso, nuestros padres hablaron.

–Alejandra... ¿quieres ir con nosotros a visitar al abuelo Mendes?

–Mm... no gracias, todavía no me siento bien... —sonrío sin mostrar los dientes— a la próxima semana quizás si.

–Está bien, sabes que hay comida en el refrigerador o puedes pedir comida... —alguien le interrumpe—.

–Si quieres me puedo quedar contigo Ale.

–Sabes que odio que me digan Ale —me pongo los ojos en blanco—.

Shawn POV

Minutos antes...

Estábamos pensando en ir a la casa de mi abuelo, hace tiempo que no íbamos, invitamos a Alejandra que se viniera con nosotros, pero negó, obviamente se nota que todavía no está preparada ver nuestra familia, y como que a mi no me gusta que ella esté sola en la casa decidí quedarme con ella.

–Entonces... está bien, ustedes se quedan y nosotros nos iremos con el abuelo, ¡Aaliyah! —empezó a gritar— ¿ya estás lista?

La mencionada baja muy feliz y se dirige hacía mi mamá.

–Claro, ¿Alejandra vienes?

–Lo lamento, me quedaré —sonríe—.

–No hay ningún problema... ¿y tú hermano?

–Me quedare con ella.

–Oye, ¿me puedes ayudar? Si claro vamos —no me dejo contestar, simplemente me jalo hacía arriba y entramos a su cuarto— Ay picaron —me mira picara—.

–¿Qué? Me preocupa que esté sola en la casa.

–Shawn... Ella tiene diecisiete años... no tiene cinco y además... estás bien tonto.

–¿Por?

–Tú y Alejandra... solos... en la casa... cualquier cosa podría suceder —me miró de nuevo picara—.

–Aaliyah cochina, simplemente la quiero proteger... —me interrumpe—.

–Ooh le puedes pedir que te cante la canción.

–Canción... canción... ¡la canción!... ¡Aaliyah tienes razón! —la abrace—.

–De nada imbecil, ahora quítate porque me esperan.

–Oh claro, me saludas al abuelo.

–Claro, adiós.

Me quede en su cuarto... vaya... la canción... la verdad no sé me había olvidado... esa letra, es muy preciosa, a ver si me la puede cantar; baje y me despedí de mis padres.

Se fueron, ahora estábamos Alejandra y yo solos, le preguntaré.

–Oye... Alejandra...

–¿Si? —se voltea—.

–¿Si te acuerdas lo de... ya sabes... la semana pasada?

–¿De que me deprimí?

–Además de eso... que nos cantaste una canción.

Intercambio [S. M.] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora