12. El último descendiente puro

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Estábamos en nuestro campamento para la primera noche. Después del ataque, solo avanzamos unas horas más y decidimos hacer el campamento, porque yo había gastado mucho chakra y Yuriko tenía que descansar su herida. Sí, le ayudé bastante, pero aun así su herida sigue ahí.

—Hola, lady ______ —me saluda Yuriko al sentarse a mi lado.

—Hola —murmuro, cansada.

—¿Puedo preguntarle algo?

—Sí, claro.

—¿Podría...? Digo... —murmura, sonrojada.

—Vamos, dilo —le animo.

—¿Puedo peinar su cabello? Es que realmente me parece muy hermoso porque es largo y me encanta su color oscuro —dice apresuradamente y suelto una risa.

—De acuerdo, de acuerdo —digo y me giro, dándole la espalda.

—¡Muchas gracias, lady ______!

—Para ya de llamarme por «lady» —le pido, riendo—. Me haces sentir mucho más mayor e importante.

—Pero si eso es usted —replica la niña. Siento como si me peinara una trenza—. Para mí, usted ya es alguien mayor y siempre la consideré importante.

Suelto una floja risa.

—Bueno, tengo dieciocho. Pero entre tú y yo no hay mucha diferencia de edad. ¿Cuántos años tienes, Yuriko?

—Catorce.

—¿Y ya eres jounin?

—Sí.

—Me sorprendes —ella se sonroja y ríe un poco—. Yo me hice jounin a los dieciséis, casi diecisiete.

—No hay mucha diferencia. Aunque creo que se tardó, hablando de usted.

—¿Eh? ¿A qué te refieres?

—Tengo entendido que lord Hokage se hizo jounin a la edad de doce o trece años, ¿cierto? —Asiento con la cabeza—. Y su madre, lady Natsuki, se convirtió en jounin a los quince. —Vuelvo a asentir—. Bueno, usted ha sido la que más se ha tardado en volverse jounin de su familia. Su hermano, lord Takeshi, se volvió jounin antes de la guerra.

—¿Qué? Eso yo no lo sabía —murmuro.

¿Realmente tengo tan poco contacto con Takeshi?

—¿Es por eso su distracción constante? —me pregunta Yuriko.

—¿Qué?

—Me refiero a su hermano. ¿Por él está tan distraída?

Me quedo callada unos segundos, sin saber cómo responderle.

—No se preocupe, lady ______. Yo también tengo un hermano menor, pero me llevo siete años con él. También tengo peleas con él porque dice que soy la favorita por tener mis habilidades. La verdad es que yo me gradué antes de la Academia y me hice chuunin en el primer examen; apenas hace dos años me hice jounin —explica—. Aunque mi hermano diga que me odia por quitarle la atención de nuestros padres, sé que me quiere y me ve como un ejemplo a seguir. Por eso, cada día me esfuerzo más por mejorar, para que él también lo haga.

Esta niña sí que sabe cómo ayudarte.

—¡Listo! —exclama y da unas palmaditas—. Una hermosa trenza para usted.

Me giro hacia ella y la abrazo.

—Gracias, Yuriko —susurro—. No solo por la trenza.

—No se preocupe, lady ______. ¡Para eso están los camaradas: para ayudarse en lo que sea!

Para siempre, de verasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora