Para siempre, de veras

33. Asuma Sarutobi

Importante: lean la nota final.

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Le agradecería a mi padre mil veces lo que él está haciendo por mí al darme esta habitación privada en la Torre Hokage. La gente en la aldea está hecha todo un escándalo con el asunto de mi boda con Naruto (sin mencionar el hecho de que algunas personas de otras aldeas también vienen a felicitarnos) y con la presencia de Sasuke en la aldea.

Por eso mismo, le pedí a mi padre si me podría permitir una habitación en la torre para poder planear el siguiente rescate, junto con Sakura.

—Y, bien. ¿Cómo le haremos? —me pregunta, sentándose en frente de mí—. Ya hicimos el primer paso, ahora debemos cumplir nuestras palabras.

El primer paso había sido hablar con Kurenai-sensei y Konohamaru, quienes eran los únicos familiares de Asuma-sensei, quienes podrían entender la situación.

«La casa de Kurenai-sensei estaba frente a nosotros. Mi padre me acompañaba, al igual que Kushina y Rin. Las últimas dos venían como prueba de que los rescates estaban funcionando; mi padre, para aclarar que sí había permiso de la autoridad.

Doy unos leves toques en la puerta y esperamos todos. Oímos pasos desde adentro y la puerta se abre, dejando ver a Kurenai-sensei con su hija, Mirai, en brazos.

—Hola..., a todos —dice, desconcertada por la multitud, pero sonriendo.

—Hola, Kurenai-sensei —la saludo—. ¿Podríamos pasar?

Ella observa rápidamente a todos y palidece. Seguramente ha escuchado el proyecto que estamos llevando a cabo y dedujo nuestro objetivo de la visita.

—S-Sí..., adelante.

Se adentra en su propia casa y baja a su hija, para después decirle algo y que ella salga corriendo a su dormitorio. Kushina, Rin y yo nos sentamos en el sofá, mientras que Kurenai-sensei en el sillón y mi padre en una silla cercana.

—¿A q-qué vienen? —pregunta, muy nerviosa.

La puerta se vuelve a escuchar, así que la pelinegra se levanta y la abre. Las personas que entran son Sakura y Konohamaru.

—Hola —nos saluda el chico.

Traen otras dos sillas para los invitados y, cuando todos estamos sentados, decido comenzar a explicar:

—Verán, supongo que ya saben acerca del proyecto que estamos llevando a cabo —les digo a Konohamaru y Kurenai-sensei—; aquel que... —suspiro—. Ustedes ya conocen a Rin Nohara y Kushina Uzumaki. Ellas... habían fallecido hace años, pero encontré la manera de poder traerlas de vuelta.

Noto cómo Kurenai-sensei se tensa, mientras que Konohamaru se confunde.

—Ellas... —Las miro un segundo, para después desviar mi mirada hacia la nada—... Ellas fueron las primeras personas a las que se les rescató de la muerte.

—¿Qué tiene que ver todo eso con nosotros? —pregunta Konohamaru, quien cada vez está más confundido e incómodo.

—Queremos traer de vuelta a Asuma Sarutobi —interfiere mi padre, al ver cómo se me complica hablar del tema.

Konohamaru palidece y Kurenai se paraliza, con los ojos más abiertos de lo normal.

—Son procesos difíciles —continúa diciendo Sakura—, pero no imposibles. Las personas que se encargan personalmente de los rescates somos ______ y yo; así que deben saber que los rescatados están en manos confiables.