50. Jiraiya

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Daba pasos lentos, pero decididos por el pasillo donde caminaba, con dirección hacia la habitación donde se realizaban la mayoría de los rescates. Estoy nerviosa, lo admito; pero eso no evitará que logre mi objetivo de esta misión. Sin embargo, para lograr este rescate, debo estar lo más calmada posible, pues debía tener un control absoluto sobre mi chakra; si no lo hacía, pondría en peligro toda la misión.

Al girar en una esquina, veo a tres jóvenes de tan solo catorce años, quienes me esperan ansiosos frente a la puerta que da a la habitación de los rescates. Los tres posan su mirada en mí, y me obligo a deshacer mi mueca de preocupación por una leve sonrisa, tranquilizándoles. Entonces, me acerco a ellos.

—______-sensei —me llama Keerus, antes de que pueda hablar—. Queríamos desearle suerte con su misión. Sabemos lo que hace, pero también sabemos lo fuerte que es usted. ¡Así que no habrá problema con esta misión, ¿cierto?!

En mi interior, siento una leve opresión a causa de su pregunta; sinceramente, no sé con exactitud los resultados de este rescate.

Enoki golpea a su compañero de equipo.

—No digas eso, tonto —le reprende—. ______-sensei es de las mejores kunoichi de la Hoja; obviamente, no tendrá problemas.

—Tampoco soy invencible, Enoki —le digo, antes de que se hagan más ilusiones con las posibilidades.

Los tres me miran, pero la mirada de Enoki es la que me afecta más: su preocupación y desconcierto son casi palpables.

—¿Está diciendo que...?

—¿Eh? No, claro que no —me apresuro a decir, interrumpiendo a mi alumno—. Haré lo que sea posible para volver, ¿de acuerdo?

Los tres se conforman con mi respuesta, así que me limito a entrar en la habitación a la que ya estoy familiarizada. Dentro, me encuentro con Sakura, mi padre (como consejero del Hokage), Naruto (como nuevo Hokage) y Tsunade, además de varios ninjas médicos. Mi esposo es el que se apresura a acercarse a mí.

—¿Estás lista? —Asiento con la cabeza.

—Deberán tener mucho cuidado —comienza a decir mi padre—. Saben lo peligroso que es.

—Lo sabemos, Kakashi-sensei —dice la pelirrosa.

Suspiro profundamente, inhalando y exhalando todo el aire con cuidado y lentitud.

—Sakura —le llamo—..., esta vez... será mejor que vaya yo sola.

Un aire de tensión se adueña del lugar inmediatamente.

—Por la misma razón de que es peligroso, es mejor que te quedes. Es mejor que solo se arriesgue una vida.

—______...

—Estaré bien —interrumpo a mi rubio—. Todavía tengo el Seisujikan con su Busshitsu.

Todos guardan silencio unos segundos, a lo que yo espero su aprobación; pero lo único que obtengo es un inesperado abrazo de Tsunade.

—Siempre nos sorprenderás a todos con tus ocurrencias, ¿no? —me susurra.

Al separarse, me muestra una sonrisa y acomodo mi atuendo, colocándome la máscara blanca lisa. Luego, me coloco en el centro de la habitación, dispuesta a iniciar con mi misión.

(...)

La lluvia cae con fuerza sobre los techos de las casas; las personas que no se han cubierto, como es mi caso, están empapadas y caminan rápidamente por las calles, en busca de un refugio en esta lluviosa aldea.

Para siempre, de verasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora