65. Para siempre, de veras

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—¡Vamos! ¡Apresúrate, Minako! —le exige Sarada, quien está ansiosa por inscribirse de una vez por todas.

El azabache suspira y rueda los ojos. Hay veces en que su compañera de equipo le irrita hasta la coronilla y viceversa; pero qué pueden hacer. Así se decidió que estuvieran en el mismo equipo desde seis meses atrás. El único que mantenía el equilibrio en el nuevo Equipo 7 era Mitsuki; ni siquiera su sensei, Konohamaru, podía.

Los cuatro caminan al interior del edificio y comienzan con sus inscripciones a los Exámenes Chuunin. El mayor se despide de los jóvenes y les desea suerte, para después alejarse de ellos. Los tres chicos se reúnen en el patio con el resto de los genin que planean hacer el examen. Entre ellos se encuentran el resto de sus compañeros de clase en la Academia. Hacía tiempo que no estaban todos juntos.

—¡Mi hermosa Sarada! —chilla alguien y de pronto se le cuelga a la Uchiha un joven de cabello castaño largo y ojos aperlados.

—¡Quítate, Tenji! —se queja y golpea al Hyuuga en el estómago.

—Uh..., de acuerdo. Ya comprendí que no te gusta el afecto en nuestra relación —comenta, soltando una leve risa y posando con cuidado su brazo sobre los hombros de la azabache.

—¡Tenji Hyuuga! —chilla alguien, que no tarda en darle un golpe en el rostro al chico—. Te he dicho que dejes de molestar a Sarada. Ni en un millón de años ella querrá estar contigo.

El Hyuuga se limita a quedarse en el suelo ante la agresión de las chicas.

—Gracias, Natsumi. Aunque planeaba repetírselo por milésima vez desde que nos conocemos —bromea la Uchiha.

—Bien —suelta Minako, colgándose de los hombros de su hermana y su compañera de equipo—, ahora que ya salvaste a Sarada de Tenji, ¿quieres irte de aquí, hermanita? —pregunta con una falsa sonrisa que no intenta ocultar.

—Estoy aquí porque Sarada me cae bien. Si tú tienes algún problema con eso, el que debe irse eres tú.

—Sólo pueden estar aquí los que harán los Exámenes Chuunin.

—¿Acaso tienes tan vacía tu cabeza como para no darte cuenta que estoy aquí para hacerlos?

—Ya, ya, Natsumi —interfiere alguien—. Eres demasiado agresiva para tener sólo doce años.

La chica que llega es Noeri, quien toma por los hombros a su prima e intenta alejarla, a la vez que tira del pie de Tenji, quien está inconsciente por el golpe que le dio la Uzumaki.

—No deberías de tratar de esa manera a tu hermano, Natsumi. ¿Acaso has visto que yo trate así a Ame, Tibe o incluso a Tenji?

—Tenji no es tu hermano, Noeri.

—Es mi primo, lo sé.

—¿No era primo segundo?

—Lo considero mi primo.

—¿De qué hablan? —farfulla Tenji, despertando lentamente.

—Cosas de chicas.

El joven suelta un bufido ante la misteriosa respuesta de Noeri. Desde que quedó en un equipo con dos mujeres ha vivido una vida llena de fastidio, pues los únicos momentos en los que podía estar más cómodo era cuando su sensei, Enoki Hayashi, los acompañaba. Pero era rara la ocasión, ya que el adulto se la pasaba más tiempo al lado de su novia Hanami Konoe, la chica que ayudó inconscientemente a los Umi a atacar la aldea dos años atrás.

—¡Noeri, Natsumi, Tenji! —exclama alguien desde la puerta y que no tarda en unírseles al Equipo 15.

—Hola, Ame —le saluda Tenji, que inmediatamente cambia su humor al ver al resto del equipo: Daichi y Metal. Al menos, ya no estará tan solo ahora.

Para siempre, de verasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora