10. Palabras espontáneas y dramáticas

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Estaba en la entrada de la casa de los Hyuuga. Había tocado la puerta y una señora me atendió, pedí ver a Hinata, ya que seguramente ella sabrá dónde estará mi hermano. Entonces, la chica de ojos aperlados aparece.

—Hola, ______ —me saluda.

—Hola, Hinata —le sonrío.

—¿Q-Quisieras pasar?

—Oh, eh... No, solo vengo a preguntar algo. —Ella me mira confundida—. ¿Takeshi ha estado aquí?

Ella se sonroja mucho.

—É-Él... S-Sí —responde, muy nerviosa—. Ha-Hace dos días lle-llegó y se quedó ha-hasta la n-noche... Desde e-entonces n-no lo veo.

Hace dos noches fue la cena en donde no se presentó, fue con Hinata y desapareció desde las diez, todo el día de ayer y la mañana de hoy...

—¿Pasó algo con él? —pregunta, preocupada.

—No lo he visto desde hace dos días, como tú.

—¿No está en una misión?

—No. Mi padre tampoco sabe dónde está. Él y yo pensamos que estaría contigo porque, hace dos noches, Obito nos dijo que estaba contigo.

—¿El pequeño Obito? —Asiento con la cabeza—. Oh..., bueno. ¿Puedo ir a buscar a Takeshi contigo? M-Me... preocupa.

Suspiro, pensando en la situación.

—No te preocupes, Hinata. Yo te avisaré en cuanto aparezca. Seguramente no estará muy lejos. Y sé que él no pudo dejarte —le comento, pícaramente. Ella se sonroja mucho.

—¡¿Pe-Pero qué cosas dices, __-______?! —Río ante su timidez.

—Ya, tranquila, Hinata.

Y así, comienzo a intentar tranquilizar a Hinata y evitar que se desmaye. Incluso llega Neji y me ayuda a tranquilizarla.

—¿Ya está bien, lady Hinata? —le pregunta Neji.

—¡S-Sí! —se apresura a decir.

—Bueno —los interrumpo—..., yo me tengo que ir. ¡Tengo cosas que hacer!

—Adiós, ______ —me sonríe la chica—. Espera, ¿esa ropa es nueva?

Ambos miran mi atuendo nuevo para misiones. Yo, asiento con la cabeza.

—Ayer la compré. ¿Les gusta? —Doy unas vueltitas para que me vean.

Neji se gira, sonrojado.

—¡OH, MI DIOS! —exclamo. Ambos me miran, asustados—. ¡Neji estaba sonrojado!

—Eso no es cierto —me contradice, nuevamente serio.

—¿Acaso me crees guapa? —inquiero y me acerco.

—Aléjate, ______ —me dice tan serio que me causa escalofríos.

—Cierto, cierto —me alejo—. Tienes a Tenten.

Él realmente se sonroja esta vez.

—¡Adiós! —exclamo y salgo corriendo.

—¡______! —escucho la voz de Neji a lo lejos.

Corro por las calles de la aldea hasta llegar a mi destino: la Torre del Hokage. Entro a la torre y camino por los pasillos, entonces abro la puerta de la oficina de mi padre.

—¡Lord Hokage! —exclamo al abrir.

Por suerte, está solo y me mira como un bicho raro.

—Eh..., ¿te sientes bien? —inquiere.

Para siempre, de verasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora