Narra ______
La noche caía sobre el bosque, impidiendo que viésemos nuestro camino hacia el centro de la guerra. Mis manos temblaban y mis rodillas parecían fallarme de vez en cuando; en esas ocasiones, Sakura me sujetaba con fuerza y me alentaba a seguir.
A pesar de querer hacer la mayoría de los rescates por mi cuenta, esta vez necesitaba de alguien más; alguien que me ayudara en el momento más difícil. Por suerte, Sakura era ese alguien.
Estábamos corriendo por las ramas de los árboles, dirigiéndonos hacia el centro de la Guerra. Nos había transportado a un lugar lejano, para evitar sospechas y errores. Ahora, estábamos cerca de la zona donde rescataría a la mujer que me dio la vida: Natsuki Umi.
Nos detenemos al llegar a la orilla del bosque y nos ocultamos lo mejor posible, evitando que nos vean o sientan nuestro chakra. Observo a la gente en frente de mí, a la vez que me busco con la mirada. De repente, me diviso a lo lejos, corriendo hacia el interior del bosque. Una gran explosión surge y Takeshi me detiene, justo a tiempo. Mis oídos se llenan con mis gritos desgarradores, haciendo que vuelva a sentir lo mismo que sentí aquella vez: impotencia.
—¿Quiénes son y qué hacen aquí?
Abro mis ojos más de lo normal y mi cuerpo se tensa. Aunque no haya escuchado su voz en más de una década, sigo reconociéndola; aunque no haya convivido con ella jamás, sigo reconociendo su voz.
Hago el ademán de girarme hacia ella, pero Sakura me sujeta con fuerza la mano, impidiendo que me gire. La pelirrosa me dedica una mirada, rogándome que no haga lo que planeo hacer; sin embargo, me deshago de su agarre y me giro hacia mi madre, quien mantiene su postura firme y sin sorprenderse.
—¡No llegaré! ¡Hinata!
El grito del Hyuuga me sorprende por detrás. Cuando me giro hacia la batalla, lo único que logro ver es cómo unas estacas atraviesan cruelmente el cuerpo de mi hermano. Takeshi comienza a caer, inmóvil y con sangre saliendo de él.
—Mi niño —balbucea mi madre.
No me giro. No quiero verle llorar.
—¡¡TAKESHI!! —grita Hinata.
—¡Takeshi, no!
Tanto Hinata como Neji corren hacia el cuerpo de mi hermano; Neji lo logra atrapar y dejar con suavidad en el suelo. Hinata no puede moverse en cuanto Takeshi toca el suelo; sólo se limita a llorar, tal y como yo lo estoy haciendo ahora.
—¿Quién eres tú para llorar la muerte de mi hijo? —me pregunta mi madre.
Cuando me giro hacia ella, logro escuchar mi grito:
—¡¡TAKESHI!!
—S-Soy la que grita el nombre de mi hermano...
Ella abre sus cristalizados ojos más de lo normal.
—¿Cómo...?
—Seisujikan, mamá...
Ella cierra los ojos y niega con la cabeza, negándose al nombre que uso para llamarla.
—Tanto que he hecho y tú...
—Te perdono, mamá. Ya lo he hecho.
Cuando vuelve a abrir sus ojos, también me muestra una sonrisa. Por primera vez, noto el estado en el que se encuentra: su cuerpo está demacrado por la falta de chakra y por la pelea que mi yo del pasado y ella tuvieron hacía unas horas.
—No te rindas, Takeshi —le escucho rogar a Hinata, con la voz entrecortada—... Te amo.
—Salvaré a mi hijo —dice mi madre y comienza a caminar hacia el exterior del bosque.
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Para siempre, de veras
FanfictionTercera temporada de «Una llama congelada» y secuela de «Un gélido incendio». -------------------- Mi vida después de la Cuarta Guerra Mundial Shinobi no estaba decidida. Lo único que tenía en claro era que debía enmendar todo lo que hice en la otra...