37. La llegada de un nuevo Uzumaki

778 71 15
                                    

Inmediatamente, camino lo más rápido que puedo hasta el baño más cercano, cubriendo mi boca con mi mano. Ni siquiera me molesto en encender la luz, pues solo me concentro en hincarme y levantar la tapa del retrete, para después expulsar mi reciente cena. Mi garganta arde más conforme mi alimento es expulsado, al igual que un dolor en mis costillas me invade.

Unos pasos apresurados se escuchan por el pasillo, para después abrir la puerta del baño en el que me encontraba (que se cerró por inercia cuando la abrí de golpe) y encender la luz.

-¿Estás bien?

Cierro el retrete y giro mi rostro, impidiendo que Naruto me vea en este estado; sin embargo, el rubio no hace más que acercarse y sentarse a mi lado, sosteniendo mi largo cabello y acariciando mi espalda.

-Sabes que no te debería dar pena que te vea así, ¿verdad? -me susurra.

Mi mirada se posa de nuevo en el retrete y descubro mi boca, finalmente.

-El día de nuestra boda, prometimos estar en la salud y en la enfermedad...

Sonrío inconscientemente al escuchar sus palabras, pero mi sonrisa se esfuma al sentir de nuevo un golpe en mi interior. Esto provoca que abra de golpe el retrete y me incline a vomitar nuevamente. Naruto sostiene con más firmeza mi cabello y acaricia mi espalda.

Cuando termino, él inclina la palanquita del retrete para que el contenido se vaya, dejando agua más limpia dentro. Pero, aun así, él cierra la tapadera.

-¿Está muy inquieto? -me pregunta, buscando mi mirada.

-Creo que me golpeó el estómago -digo, con una voz ronca por mi lastimada garganta.

Mis ojos están cristalizados y me cuesta respirar, pero todo es gracias al reciente esfuerzo.

-Eso indica que ya quiere salir -me sonríe mi esposo.

Logro mirarlo a los ojos y suspiro, recuperándome completamente. Luego, acaricio mi vientre, sintiendo cómo mi hijo se acomoda dentro de mí. A pesar de que falten dos semanas para que nazca, ha estado muy inquieto, por lo que me golpea de vez en cuando, provocando dolores en mi espalda, torso y vómitos.

-¿Quieres un baño? -Asiento con la cabeza.

Naruto abre el grifo de la tina de nuestro baño, dejando agua cristalina caer y llenar el gran recipiente. Deposita un beso en mi frente y sale del baño, dejándome sola mientras la tina se llena. Por mi parte, intento quitarme la camisa de dormir, pero me es casi imposible por mi falta de fuerzas. Afortunadamente, Naruto llega en un abrir y cerrar de ojos, con un vaso con agua el cual me obliga a tomar, además de un plato con fruta especial para esta temporada de embarazo.

Cuando termino de beber el agua, Naruto me levanta y me quita la camisa junto con los pantalones flojos que llevaba puestos, quedando completamente desnuda. La tina ya está lista, por lo que mi rubio me ayuda a entrar y sentarme. Estoy tan cansada que me dedico a cerrar mis ojos, mientras Naruto me ayuda a lavarme. Aquel día había estado viendo cosas para mi futuro hijo, pero la mayor parte del día me la pasé con dolores en el cuerpo y uno que otro vómito.

De repente, un impulso me hace sentir malestar emocional por lo que le obligo hacer a Naruto. Él había salido de misión ese mismo día y, por lo visto, llegó justo en el momento en el que me encontraba vomitando, antes de irme a dormir.

«Seguramente él está exhausto y yo estoy haciéndome la víctima.»

Así que detengo su mano, la cual estaba enjabonándome el cabello, logrando que el rubio me mire con su entrecejo fruncido.

-¿Qué tienes?

-Métete a la tina -murmuro, intentando sonar como una orden. Aunque mi rostro de cansancio y fatiga no hacen nada para ayudarme.

Para siempre, de verasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora