24. Razones de una propuesta

579 77 14
                                    

Bajo el pequeño escalón, asumiendo que todo es extraño y que alguien quiere que siga el camino hecho por las velas. En cuanto bajo, siento un dolor en mi pie, así que reviso el suelo: un par de tacones blancos con una nota dentro de uno de éstos. Me acerco a tomarlos y saco la nota, poniéndome el primer tacón.

—«¡Me robaste mi audiencia!» —leo la pequeña nota.

Mi respiración se detiene, pero siento mi corazón latir con fuerza. Tal vez, y solo tal vez, tenga una pequeña corazonada de lo que pueda estar pasando.

«—¿Uh? ¿Qué sucede? —una cabellera rubia alocada se veía detrás de la multitud.

«No puede ser...».

Me levanté con las intenciones de seguir corriendo, pero ahora alguien me tomó del brazo. Seguí la dirección de donde provenía el agarre y me encontré con Iruka-sensei. «Esto se pone cada vez mejor...».

—Conque te escapas del hospital, ¿eh? ¡Pues no será así! —se giró con las intenciones de llevarme de vuelta a donde aparecí, pero una voz lo detuvo.

—¡Iruka-sensei, espere!

—¿Sí, Naruto?

Mis mejillas ardieron e intenté esconder mi rostro. No quería que nadie más me recordara.

—Tú, maldito... —dijo con odio, dirigiéndose a mí.

Le miré con mis ojos muy abiertos, a la espera de que dijera algo.

—¡¿Eres una chica?! —preguntó asombrado.

(...)

Caminé sola hasta Ichiraku. Lo único bueno de este asunto es que comeré el mejor ramen del mejor lugar. Entré al puesto y lo primero que vi fue una cabellera rubia y unos ojos azules muy conocidos para mí.

—¡Tú! —me gritó.

«¡Otra vez Naruto! ¡No!»

(...)

Salí sin más del lugar, claro, después de haber pagado la comida. Sentí la presencia de Naruto detrás de mí. Aunque fuesen alrededor de las 4 o 5 de la tarde, no tenía ganas de nada más que dormir.

—¡Oye, tú! ¡Ya basta!

Una voz muy conocida para mí me habló al mismo tiempo que una mano me tomaba del brazo para girarme. Vi los labios del rubio moverse, pero mis ojos se clavaron en los suyos. Unos ojos azul cielo intenso que llevaban impregnado en ellos un brillo especial que te decía, con solo verlo, cuánto quería cumplir sus sueños.

—¡¿Eh?! —me empujó levemente hacia atrás, sacándome de mis pensamientos.

—¿Q-Qué? —susurré, aún aturdida por el azul de sus ojos.

—¿Por qué te robaste a mi audiencia, niñita?»

Sonrío tonta e inconscientemente y vuelvo a caminar, aún con la nota en mano. Las velas me guían hasta una de las esferas colgantes, que tiene una nota más grande que la anterior, en la parte inferior. La tomo y leo:

—«Un pequeño beso, en una pequeña habitación, en un pequeño país.»

Debajo de las palabras hay un dibujo de una habitación, con la luna asomándose por la ventana. Reconozco el lugar como la habitación donde durmió Naruto en el País de las Olas, cuando nos enfrentamos contra Zabuza.

«—Era un regalo para ti —dice Naruto a solo centímetros de mi rostro.

Se acerca lenta y peligrosamente. Mi corazón late demasiado rápido como para contar los latidos. Cuando está a menos de cinco centímetros, susurra:

Para siempre, de verasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora