21. Tormento

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Noto que Soichiro levanta su pierna e intenta golpearme, pero me transporto fuera de su alcance, en el aire; al mismo tiempo, creo varios shuriken con el Busshitsu y se los lanzo. Uno de ellos logra clavarse en su cuerpo y aplico lo de retroceder el tiempo, lastimándolo. Caigo en el suelo al instante en el que él grita de dolor. Corro en su dirección, haciendo unas posiciones de manos. «Hay un río cerca, eso significa que puedo usar jutsus de agua.»

—¡Estilo de agua, jutsu: misil dragón de agua!

Me detengo a unos metros de él y siento, rápidamente, cómo una acumulación de agua sale del suelo y se estrella contra el lugar donde debería de estar Soichiro; sin embargo, desde la última vez que utilicé esta técnica la he perfeccionado. Por lo tanto, el dragón continúa en movimiento y sale en busca de Soichiro. Al estar rodeados del Busshitsu, transporto el dragón a diferentes lugares cerca de Soichiro. Finalmente, logro darle y estrellarlo con muchísima fuerza contra una pared. Siento cómo su torso se abre ante mi ataque: le he dejado una herida grave. Así que debo actuar si es que no quiero que Soichiro retroceda el tiempo en él mismo.

Me transporto hasta donde está él y creo un kunai para después clavárselo y que se expanda por el interior de su cuerpo, neutralizándolo.

—¿Q-Qué ha-has... hecho? —pregunta.

—Atacaste a mi familia y amigos, Soichiro —mascullo, cerca de él—... Solo te estoy dando tu merecido.

—¿C-Cómo...?

—Deformé el Busshitsu hasta crear una bomba de humo que explotó, creando algo parecido a una neblina, y, al instante, todo se volvió a mi favor. Sin darte cuenta, estabas luchando en un terreno en el que yo mandaba: tú quedaste sin visión, mientras que mi Busshitsu me facilitó la sensibilidad de todo, permitiéndome ver el terreno en mi mente. Luego, todo fue tan sencillo como pelear conmigo misma en nivel genin.

—¡E-Eres una...!

Creo otro kunai y se lo clavo, pero lo mantengo intacto.

—Poco a poco, tu energía se agota y tu cuerpo se vuelve débil —susurro—... Es una de mis grandes técnicas.

—¡Maldita perra!

Siento cómo el Busshitsu comienza a desaparecer del terreno, volviéndose todo más borroso.

—No, Soichiro —digo, con una sonrisa—... Aprende a llamarme por quién soy...: ¡mi nombre es ______ Hatake!

Hago que el kunai se deshaga en su cuerpo y se expanda, avanzando el tiempo con todo a su paso hasta hacerlo polvo. Cuando siento que el cuerpo de Soichiro ha desaparecido, me encargo que el Busshitsu en el aire también desaparezca por completo. Entonces, me doy cuenta de la cantidad de chakra que he utilizado en mantener el Busshitsu en el aire, además de solo usar la sustancia para mis técnicas.

—¡______! —escucho la voz de Naruto a lo lejos.

Quiero acercarme a él, pero recuerdo que desconozco el estado de mi hermano; así que corro en dirección contraria al rubio, buscando el chakra de Takeshi.

—¡Aquí estoy! —gime mi hermano, tras unos escombros.

—¡Takeshi! —exclamo.

Toco las rocas, dándome cuenta que mi hermano está sepultado bajo unos escombros. Comienzo a desesperarme y golpeo las rocas, hasta que siento el chakra de Naruto a mi lado. Noto como él quita los escombros y una mano toma la mía para después unirme a otra mano.

—¿Lo derrotaste? —distingo a Takeshi.

Me doy cuenta que Naruto fue quien me unió a Takeshi, para comprobar que estaba bien. Al instante, abrazo a mi hermano con mucha fuerza. No tardo en comenzar a sollozar, provocando un ardor en mis cuencas.

Para siempre, de verasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora