25. Atisbo de felicidad

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«Después de nuestro entrenamiento con el Busshitsu, pero antes del atardecer, Soichiro me lleva al templo ceremonial de los Umi, que él se encargó de reconstruir. Hay muchos vitrales y flores por doquier, dándole un ambiente muy agradable.

—Has mejorado tu uso del Busshitsu —comenta Soichiro, admirando un vitral.

—Gracias —le respondo, posándome a su lado y viendo el mismo cristal con figuras.

—Todavía te queda mucho por aprender —lo miro, pero no me devuelve la mirada—. Con tu Seisujikan completo, puedes lograr cosas inimaginables.»

Mis ojos se abren lentamente, acostumbrándose a la tenue luz de la madrugada. Tengo un mal sabor de boca por el reciente recuerdo que apareció en mis sueños hace unos segundos. Aunque hayan pasado ya cuatro meses desde lo de Soichiro, no logro olvidar los dos meses que pasé a su lado y todo lo que ocasionó aquello.

Me siento en la cama en la que duermo y paso mi mano entre mi cabello, peinándolo. Aquel recuerdo que apareció no fue tan malo como los demás; de hecho, no encuentro la razón por la que apareció. La mayoría solo me provocaban dolor y terror; eran imágenes específicamente de la batalla contra Soichiro.

—¿Estás bien? —me pregunta alguien a mi costado.

Me giro hacia él y una sonrisa tonta se forma en mi rostro, al verlo con el cabello despeinado y sin camisa.

—Eso creo, Naruto —digo.

El rubio se sienta y deposita un beso en mi hombro desnudo, provocándome un leve escalofrío. Su mano acaricia mi cintura con suavidad, mientras que la otra se acerca lentamente hacia mis pechos.

—¿No tuviste suficiente... con lo de anoche? —digo, intentando no descontrolarme.

Naruto ríe en mi cuello y se deja caer sobre la cama nuevamente. Lo observo unos segundos, hasta que recuerdo mi sueño; esto provoca que mi sonrisa se esfume.

—Soñé con Soichiro —suelto, desviando mi mirada hacia la ventana.

Naruto se vuelve a sentar y me presta atención, a la vez que toma mi mano.

—Él y yo —murmuro—... estábamos en un templo. Era el templo en el que luchamos... Más bien, fue un recuerdo de algo que me dijo.

—¿Y qué te dijo?

—Que alguien con el Seisujikan completo podría lograr cosas inimaginables. —Me giro hacia él, viéndolo a los ojos—. Yo tengo el Seisujikan completo, Naruto.

Él me coloca un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

—¿Crees en sus palabras? —me pregunta.

—Supongo... Digo, ¿cuántas cosas he logrado con mi kekkei genkai?

—Proporcionarle energía a toda la Alianza Shinobi durante muchos minutos seguidos, además de mantener una lucha constante antes de eso.

—Si pude con eso, Naruto, no sé qué más secretos pueda revelar de mi poder.

Sin esperarlo, él me besa los labios durante unos segundos.

—Te ayudaré a averiguarlo —me asegura, tomando con más fuerza mi mano.

—Gracias.

Me rodea con su brazo y me obliga a acostarme nuevamente con él, sobre su pecho. Poco a poco, mis ojos se cierran con lentitud, sumiéndome en un profundo sueño.

(...)

«—Has mejorado tu uso del Busshitsu —comenta Soichiro, admirando un vitral.

—Gracias —le respondo, posándome a su lado y viendo el mismo cristal con figuras.

Para siempre, de verasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora