16. Busshitsu

495 56 6
                                    

Habían pasado más de diez días desde que llegué a la Aldea de los Umi. En uno de los primeros días llegó un halcón a las afueras de la barrera, con una nota preguntando acerca de mi estado y mi decisión; por seguridad de la Hoja y mía, decidí contestar solo a la primera pregunta y reenviar el mensaje.

Desde entonces no he sabido nada de mi hogar, familia y amigos.

En este mismo momento me encuentro junto a Soichiro, dando nuestro paseo diario por la aldea. Sin embargo, siento un leve mareo acompañado de unas náuseas, haciendo que me detenga unos segundos a tomar aire. Soichiro se me queda viendo, esperando a que se pase el mareo.

—Ya era hora —comenta con una leve sonrisa en sus labios.

—¿Hora de qué? —inquiero, llevando mi mano a mi abdomen, como si eso calmara el dolor.

—De que se presentasen los síntomas.

Lo miro confundida, esperando que explique más. En estas casi dos semanas hemos mejorado nuestra comunicación. Ya no lo veo como un enemigo, pues no me ha hecho daño; ni a mí ni a la Hoja.

Soichiro se acerca a mí y extiende sus manos hacia mi vientre. Lo comprendo al instante.

—¿Puedo? —pide permiso. Asiento con la cabeza, con algo de temor.

Sus manos se posan en mi plano vientre y cierra los ojos. Segundos más tarde, se aleja y me sonríe.

—Su desarrollo va muy bien —comenta—. Para tener dos semanas, es un bebé muy fuerte.

Inconscientemente, sonrío, pensando en un futuro donde mi bebé nazca. ¿Acaso se parecerá a mí..., o a Naruto? ¿Tendrá las mismas marcas en las mejillas que Naruto, simulando los bigotes de un gato? ¿Tendrá el cabello rubio u oscuro? ¿Ojos azules o púrpuras? ¿Tendrá el... Seisujikan?

—Continuemos —dice Soichiro seriamente.

Su sonrisa se ha esfumado y su chakra se ha puesto más frío.

—¿Has leído mis pensamientos? —le pregunto, suponiendo la razón de por qué su cambio de actitud.

—Siempre lo hago, ______.

(...)

El agua corría por el río cristalino. Mis pies estaban dentro del agua, mientras disfrutaba de una suave y relajante brisa. Casi era primavera, por lo que el calor se hacía más presente en el ambiente.

Cierro los ojos unos segundos para sentir con más profundidad mis pensamientos y sentimientos. «Naruto». Abro los ojos, sintiendo mi corazón encogerse por el recuerdo del rubio al que amo. Las dos semanas en las que he estado separada de él me han hecho sufrir bastante. Lo único que me ayuda a seguir adelante con mi decisión es la definitiva seguridad de la Hoja.

«No entiendo cómo es que Naruto siempre estuvo enamorado de mí...». Sí, le he hecho demasiado daño desde que iniciamos nuestra vida como ninjas. Desde que nos conocemos, él se enamoró de mí y mantuvo su promesa de estar para siempre juntos; pero yo no he hecho nada más que lastimarlo continuamente.

«Si mi corazonada de que no saldré de aquí es cierta..., lo mejor es que Naruto se olvide de mí.»

Tomo un poco de agua y humedezco mi rostro, intentando que los pensamientos desaparezcan. Miro de nuevo al frente, viendo el lugar donde se supone que está la barrera.

«La libertad... a solo unos metros de mí.»

Mi corazón comienza a latir con fuerza conforme pasan los infinitos segundos, que parecen días. Soichiro está lejos porque confía en mí y me ha dejado dar un paseo sola, para despejarme; pero esto significa que tengo la posibilidad de huir.

Para siempre, de verasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora