23. Corazonada

606 68 14
                                    

Es verano. Han pasado varios meses desde que ocurrió mi conflicto con el último descendiente puro del clan Umi, pero todo ha quedado en el pasado. Ahora, me concentraba en entrenar arduamente todos los días, con el fin de volverme más fuerte. Esto me llevaría a lograr un propósito que me propuse desde hacía unas pocas semanas atrás, pero que me alegraría mucho lograrlo...: liderar un equipo de genin.

Esquivo otro golpe que Lee me lanza al rostro, sin usar el Seisujikan. Con todo mi entrenamiento en taijutsu (con Lee como maestro), he logrado mejorar mis reflejos, velocidad y fuerza. Sinceramente, todo lo que Gai-sensei le enseñó a Lee sí que funciona.

—¡Lee, ______! —exclaman a lo lejos.

—Nos llaman —digo, esquivando otros golpes que el pelinegro me lanza.

—No... me detendré... —dice, entre golpes—... hasta que... te derrote.

Me alejo un poco de él y suelto un suspiro. Hago unas posiciones de manos y de mi boca sale una esfera de agua que se estrella con Lee, haciendo que él salga volando hasta un árbol y caiga al suelo, derrotado.

—¡Eso no se vale! —exclama—. ¡Dijimos que solo taijutsu!

—Ya será para la próxima —le sonrío y le ayudo a levantarse.

Luego, ambos nos giramos hacia las personas que llegaron segundos atrás: Naruto y Sakura.

—Hola, chicos —les sonrío.

Me acerco a Naruto y le doy un beso corto en los labios. Cuando intento separarme, él se vuelve a acercar y continúa con más besos, subiendo de nivel.

—Búsquense un cuarto —comenta Sakura.

—No coman pan en frente de pobres —murmura Lee.

—¡Eso debería decirlo yo! —chilla la pelirrosa—. Tú tienes a Jade, pero eres tan tonto que no te das cuenta.

—¿J-Jade...? —Un color rojizo inunda el rostro del joven.

En todo este tiempo desde que llegó Jade, ambos habían pasado mucho rato juntos y se notaba que ambos se gustaban; sin embargo, Lee no era capaz de confesar sus sentimientos y Jade tenía la estúpida regla de que el hombre debía de tomar la iniciativa.

—¡Bueno! —exclama Naruto—. Es hora, Lee —le dice a su amigo, dándole una mirada sospechosa.

—¿Hora...? —inquiere, volviendo a la realidad.

Quién sabe qué pensó al ponerse tan rojo por escuchar el nombre de Jade.

—Sí, es la hora —interfiere Sakura, remarcando una palabra.

—Te veo después —dice Naruto, dándome un beso en los labios muy corto.

Toma a Lee de los hombros y se lo lleva casi arrastrando. Por mi parte, voy por mi botella de agua y mi toalla pequeña para secarme el sudor. Hago el ademán de tomar agua, pero Sakura toma mi mano, haciendo que mi botella caiga y el agua se derrame.

—Mi agüita... —murmuro, con un aura depresiva y lágrimas en los ojos.

—A donde vamos habrá mucha agua —me sonríe la pelirrosa.

—¿A dónde vamos?

—Oh, ya lo verás.

(...)

Apenas me había secado el sudor, habíamos llegado a...

—¿Las aguas termales? —inquiero, con una ceja alzada.

—Las chicas nos esperan dentro —dice Sakura.

—¿Todas?

—Ya verás.

Para siempre, de verasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora