26. Rin Nohara

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Después de casi dos meses de arduo entrenamiento, por fin había llegado el día en el que haría mi primer rescate.

Cuando hablamos con las familias afectadas —aquellas quienes perdieron a un individuo—, muchos se sorprendieron y aterraron por lo que podría pasar, pero les aseguré que utilizaría la mayor discreción posible, además de que contaría con un ninja médico para curar las heridas de los inocentes (así es como comencé a llamarlos, hasta que todos los llamaron igual).

El ninja médico era Sakura. Sólo ella y yo iríamos a los rescates, pues tenían que ser discretos y también necesitaba a alguien experto.

Con los entrenamientos, había pasado de durar diez segundos, a durar más de cinco minutos. Debería de decir que usar el Seijikan me gasta mucho chakra, por lo que Sakura tendrá que usar el Sello Fuerza de un Centenar, o también conocido como Byakugou, desde un inicio, para poder controlar nuestro chakra. Por mi parte, también le daría un poco del Busshitsu para que el tiempo no afecte en nosotras.

Cuando usaba mi Seijikan y detenía el tiempo, mis células no envejecían; por lo tanto, deduje que, si viajábamos al pasado, nosotras nos haríamos más jóvenes hasta desaparecer, si llegábamos a tal punto.

Ahora mismo, me estaba preparando con las ropas especiales y armamento necesario para el primer rescate. Tuve que entrar en la mente de mi padre y buscar en sus recuerdos el día en que Rin Nohara falleció. Luego de eso, no he podido olvidarlo.

Me coloco la capucha negra, especialmente elegida para ese día. Adonde viajaríamos sería de noche, por lo que tendríamos que estar ocultas. Luego de la capucha, tomo la máscara blanca similar a las que usan los ANBU, pero ésta era lisa. Hecho esto, salgo de la habitación y camino hacia la otra habitación donde viajaremos en el tiempo. Al llegar, abro la puerta y me encuentro con pocas personas: mi padre, Sakura y un pequeño grupo de ninjas médicos.

Termino posicionándome en el medio de la habitación, al igual que Sakura.

—¿Estás lista? —le pregunto a la pelirrosa.

—Eso creo —balbucea.

—Estén preparados —les aviso a los ninjas médicos—. Puede que para nosotras pase mucho tiempo; pero, para ustedes, será menos de un segundo.

—Cuídense —me suplica mi padre.

Asiento con la cabeza y prosigo a ponerme la máscara de ANBU falsa; luego, le doy un poco de Busshitsu a Sakura. Entonces, la puerta se abre de golpe, asustándonos a todos.

—¡______! —exclama Naruto.

Corre hasta mí y me quita la máscara de un tirón, para después plantarme un beso en los labios.

—Ten mucho cuidado —me suplica, viéndome a los ojos.

—Lo haré.

Se separa y se coloca al lado de mi padre. Vuelvo a ponerme la máscara y me giro hacia Sakura. Ella toma mi mano.

—Cierra los ojos —le digo—; puede que sea difícil acostumbrarte al viaje.

La pelirrosa me hace caso y miro por última vez a mi padre y a Naruto. Después, doy un breve suspiro e imagino un bosque oscuro. Entonces, siento como si mi cuerpo se quemara conmigo estando viva; Sakura no evita gritar y caer de rodillas. De repente, todo se detiene y escucho la respiración agitada de Sakura. Me hinco a su lado y le quito la máscara, a la vez que le ayudo con el Busshitsu.

—¿Estás bien? —Ella asiente con la cabeza.

Escucho un par de pies correr cerca nuestro: el plan comienza.

Para siempre, de verasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora