Soy tu hija: (Samantha)

798 31 1
                                    

Él pestañea y yo también. Tiene una gran mueca de sorpresa en su rostro, y yo no. Solo nos vemos fijamente procesando la información que acabo de soltarle, si regreso un poco el tiempo, se puede entender mi punto.

(Hace unos minutos)

Estaba frente a uno de los edificios más grandes de toda Long Beach. Esta vez esperaba poder verlo, y por fin, conocerlo. Recuerdo que es algo que he querido hacer desde que soy pequeña pero, por ciertas cosas, no pude lograrlo.

—Señor Harrison, hemos llegado. —Dijo un hombre fornido y vestido de traje abriendo la puerta de un coche.

—Gracias Harold. —Dijo el hombre que he querido conocer desde que tengo memoria.

Blake Harrison, actual dueño de la gran empresa internacional conocida como Constructora de Navíos Harrison, o C.N.H. para abreviar. Es una empresa familiar que ha pasado por cuatro generaciones de Harrison, y Blake, actual presidente, es el que más ha impulsado el negocio familiar. Según mi investigación, conoce el área desde el día en que nació, pero ha estado de lleno en el desde que se graduó de licenciado en la universidad estatal hace varios años. En su primera semana, luego de su graduación, logró cerrar el contrato que impulsó su carrera. Es todo un hombre de negocios. No se le conoce pareja estable pero si tiene varias aventuras con diferentes mujeres en su día a día. No me sorprendí en lo más mínimo, es un hombre apuesto. Lo vi entrar al edificio mientras hablaba por celular. Debe estar ocupado.

Activando mis habilidades de espía, lo seguí hasta el vestíbulo. Donde vi como pasaba la tarjeta para activar el ascensor que lo llevaría al piso de presidencia, y gracias a que este se llenó de empleados, no notó mi presencia y lo pude seguir. Poco a poco el ascensor se iba vaciando dejándonos solo a él, el hombre fornido y a mí lista para soltar una bomba.

—Hola señor Harrison. —Dije para ir tanteando terreno.

—Hola —contestó curioso — ¿Cómo entraste a este ascensor?

—Todo es posible para mí señor Harrison. –Sonreí.

— ¿A sí? ¿Y por qué? —Preguntó correspondiendo a mi sonrisa.

—Porque soy tu hija. —Solté todavía sonriendo.

Él no respondió, las puertas se abrieron, y antes de poder reaccionar, el hombre fornido ya nos había sacado del ascensor.

(Presente)

Y aquí estamos, en su oficina grande de color gris sentados en los muebles de cuero que van a acorde con las paredes viéndonos las caras mientras él niega.

—Es imposible —dice viéndome con sus ojos azules —, yo no tengo hijos.

—Señor Harrison, ¿debo informar de esto a su padre? —Pregunta el hombre fornido haciéndome erizar.

—No, yo creo que esta pequeña solo me está jugando una mala broma. —Suelta Blake con dureza.

— ¿Por qué no hacemos la prueba de A.D.N., y salimos de dudas? —Suelto apresurada ganándome la mirada de ambos hombres —. Según mi investigación en la búsqueda de mi padre, hay dos opciones, y usted es uno de ellos.

Él suspira con pesadez mientras me ve fijamente a los ojos.

—Hagamos un trato —abro mi mochila y saco mi tarjeta —. Mi mamá me la dio para poder usarla cuando fuera necesario, ahora, como lo único que quiero de usted es su tiempo para saber si es mi padre, yo pagaré el examen en el laboratorio de su preferencia. Si usted no resulta ser mi padre solo lo habré asustado y me iré de su vida.

— ¿Y si resultas ser mi hija? —Pregunta viéndome con seriedad.

—Me quedaré a vivir en su casa mientras esté de vacaciones para conocerlo, pero claro, eso ya depende de usted —aclaro estirando la mano —. ¿Es un trato?

Ve mi mano dubitativo y luego conecta su mirada con la mía. No leo mentes pero, creo que está meditando en mi propuesta. Dejando mi mano en el aire, saca su celular, presiona la pantalla táctil, para luego acercárselo al oído.

—Dustin, necesitaré que me permitas usar uno de los laboratorios de tu familia —ve mis ojos —. Para hacer una prueba de A.D.N., será algo rápido. —Sonrío. —Después te digo —cuelga y toma mi mano. —Es un trato, toma tus cosas que nos vamos. —Se levanta y va a buscar algo en su escritorio.

Alzo mis brazos. Me siento ganadora. Creo que al fin he encontrado a mi padre.


Mi Padre es un CasanovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora