Capítulo 12

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Christian

Despierto por el molesto sonido de mi teléfono.
Abro los ojos y los froto con una de mis manos.

Me muevo pero un peso a mi costado hizo que me detuviera.

Miro hacia mi costado derecho y me encuentro una cabellera marrón sobre mi brazo, y frunzo el ceño. Me acomodo un poco y me sorprendo al ver a Samantha durmiendo a mi lado tan tranquilamente.

-Pero qué...

Me había quedado dormido en su casa. Qué idiota soy.

Intento levantarme sin que ella se despierte pero no lo logro, porque a los segundos veo como se va despertando.
Ella mira hacia todos lados y, cuando sus ojos caen en mi rostro, se pone de pie rápidamente. Y me observa muy confundida.

-¿Tú...? -estaba confundida al igual que yo.

-Yo... Creo que... -no sabía qué hacer decirle. Esto no tenía que pasar, yo no me tenía que haber dormido.

-Sí, nos... quedamos dormidos aquí. -dice finalmente, y yo asiento dándole la razón.

-Lo siento, no se va a volver a repetir. -le digo rápidamente y ella me observa confundida.

-Tampoco es el fin del mundo. -aclara.

-Será mejor que me vaya. -añado.

-Bueno, como quieras.

Se peina un poco su cabello, suspirando. Tengo que admitir que ella se ve linda así: su cabello despeinado, sus ojos somnolientos, tu ropa un poco desaliñada y su rostro confundido.

Camino hacia la puerta pero ella me detiene antes de que me vaya.

-Si quieres puedes... quedarte a desayunar. Si quieres. -inquiere. -Eso... hacen los amigos también.

Yo la observo durante unos segundos.

Amigos, ¿eso éramos? Sonaba raro y extraño decirlo. Nunca fui amigo de ninguna mujer.

-Sí, me encantaría. -respondo y ella sonríe.

-Iré a ducharme. -me informa. -Luego, si quieres, puedes hacerlo tú.

Un pensamiento de ella desnuda en la ducha, pasa por mi mente. Trato de eliminarlo rápidamente.
Niego con la cabeza para borrar cualquier pensamiento, no puedo pensar esas cosas.

-¿No? -me pregunta confundida. -Yo sólo decía, pero has lo que quieras.

-Mejor haré el desayuno. -propongo. -¿Café?

-Eh, de acuerdo. Tú prepara lo que quieras. -responde algo incómoda.

Desaparece por el apartamento y yo exhalo.

Me paso una mano por el rostro, tratando de calmarme.

-Sal de mi cabeza, Samantha. -murmuro.

Enciendo la cafetera, y agarro un par de tazas para preparar el café.
Me sirvo un vaso con agua bien fría y lo bebo de corrido.
Me lavo la cara también, para espabilar un poco, ya que mi mente está hecha un lío.

Miro nuevamente hacia el sofá, y recuerdo todo lo que sucedió anoche: la cena, el helado, la película, las risas... Todo parecía tan normal, como si fuera algo cotidiano.

Mi móvil suena, sacándome de mis pensamientos. Voy hacia la sala y lo agarro.

-Qué. -hablo.

-¿Chris, dónde estás? -escucho la voz de Samantha.

-¿Qué quieres?

-¿No piensas venir a buscarme? Iríamos a desayunar juntos, ¿lo olvidaste? -cuestiona.

Mi Otra Mitad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora